miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 15




Emilio espera que la compasión acerca a Marc hacia él. Marc siente pena de su antiguo amor. Ya no se muestra a la defensiva pero sí que se siente un poco incómodo. No le gusta que Emilio le haya confiado un secreto que sólo era de él porque es un hilo que los une y Marc quiere dejar el pasado atrás.
--¿porqué me cuentas todo esto? –le pregunta Marc.
--para que veas que pagué caro mi error de dejar al amor de mi vida por dinero.
Marc se levanta incómodo. El pasado le duele, es una herida que aún sangra. Le ha costado superarlo y ahora que es feliz no quiere que vuelvan los fantasmas del pasado.
--¡esto no tiene sentido¡ --Marc molesto.
Emilio le suplica:
--siéntate, no te vayas.
Marc se queda de pie en la mesa, sofocado.
--pudiste elegir amor o dinero, las dos cosas no podían ser y elegiste dinero. Esto ahora está de más.
Los nervios de Marc indican que aún le pasan cosas con Emilio. Emilio le acaricia la mano con amor:
--¿en serio me olvidaste?
Marc aparta la mano de Emilio de la suya y alterado dice:
--¡claro que sí¡ ¡¡no me busques más¡
Marc se va y Emilio se queda hecho polvo.

Emilio llega a su casa triste. Lo que menos tiene es ganas de ver a gente. Le duele mucho el rechazo de su amado, quiere encerrarse en su cuarto y no salir y llorar sin parar. Se sorprende al ver un taxi parado frente a la puerta de su casa. El taxista baja el equipaje. Hay una señora rubia de larga melena acompañada de un jovencito muy guapo. Emilio se va acercando. El chico se le tira encima y lo abraza. Está contento:
--¡tío, que ganas tenía de verte¡
Emilio fuerza una sonrisa. Muy ansioso el joven pregunta:
--¿y Emilia?
El chico siente que el corazón se le va a salir por la garganta.
--está dentro --Emilio más serio.
El joven entra muy contento. Emilio y la mujer rubia se miran con frialdad. Como están solos pues ni se molestan en fingir. No se saludan.
--cuñada, ¿tú aquí? –dice Emilio en un tono más bien de reproche.
--¿no puedo venir a ver a mis sobrinos? –dice con ironía.
Y luego con desprecio le dice:
--total, esta bonita mansión la compraste con el dinero de mi hermana.
A Emilio le molesta mucho el comentario. No le gusta recordar su matrimonio. Aunque la presencia de su esposa está presente en sus hijos, ver a la hermana de la fallecida se la recuerda aún más y Emilio odia el recuerdo de esa esposa a la que llegó a detestar.
Dentro de la casa, David baja las escaleras contento al ver al chico. Se abrazan al grito de : “¡¡primo¡”
Se abrazan con efusividad y se dan incluso un beso en la mejilla. Se tratan con mucho afecto. Van a sentarse al sofá abrazados por los hombros.
--¿y tu hermana?
--está encerrada en su habitación. Está algo depre.
Se sienta juntos. El recién llegado pone su mano en el muslo de David.
--¿rompió con su milésimo novio? –dice con burla.
Se miran con complicidad.
--Se acostó con el hermano de su novio y el novio se suicidó.
--vaya –dice sorprendido porque no esperaba una noticia así.
Igual considera a Emilia demasiado frívola y no cree que ni una cosa así la haga cambiar. Sonríe con cara de degenerado y dice para sí:
--así que sigue siendo la misma golfa que se me metió en la cama para hacerme perder la virginidad.
Baja Emilio junior. Mira a su primo con deseo.
--¡que bueno se está poniendo el condenao, que polvo le echaría¡ --dice para sí.
Siempre lo había visto un niño y ahora se da cuenta que es todo un hombre que le pone cachondo. El chico se levanta y saluda a su primo afectuoso. Lo abraza cariñoso pero nota algo duro en la entrepierna de Emilio y se aparta aunque prefiere pensar que es el móvil. El servicio se ocupa de las maletas. Emilio entra con su cuñada. La tensión es evidente pero los dos se controlan por los chicos. David saluda a su tía muy contento. Es un lazo con su madre y aunque la ve poco le tiene cariño. Emilio junior no la llama tía sino por su nombre de pila, Manuela. Es más frío con ella porque él es incondicional con su padre y sabe que la mujer lo detesta, que sabe que nunca quiso a su hermana y que se casó con ella por su dinero. A Manuela le da rabia que su hermana esté muerta y su viudo feliz de la vida. David está contento de tener un chico de su edad en la casa.
--¿cuánto te vas a quedar?
El guapísimo chico se encoje de hombros.
--Eso depende de mi mamá.
--¿y cómo van las cosas por Miami?
--Bien pero el año que viene me voy a Boston.
--¿y eso?
--Voy a estudiar empresariales.
Los primos van subiendo las escaleras abrazados por los hombros. Hablan de vídeo juegos. Los dos son muy aficionados y competitivos. Piensan pasarse horas jugando con la consola. Por su lado, Manuela mira a su alrededor.
--¿y las fotos de mi hermana?
Habla con ironía. Le da rabia que no hayan recuerdos de su difunta hermana ni que fuera por los gemelitos que no llegaron a conocerla. Emilio abraza a su padre por los hombros. Le da su apoyo y le indica a su tía que si está contra su padre está contra él. Es por eso que Manuela no dice todo lo que piensa porque no se quiere enemistar con su sobrino mayor. Sobre el tema de las fotos, es Emilio hijo el que contesta. Mientras le da tiempo a su padre a buscar una excusa más convincente. Aunque él sabe que ni es cierto y que la propia Manuela sabe que no es así, Emilio hijo dice:
--es que la muerte de mamá es algo que papá nunca ha podido superar. Por eso no ha estado con ninguna otra mujer --(esa es la única verdad que dice, porque Emilio padre sólo ha estado con una mujer)—Le duele demasiado ver una foto suya, por eso las dejamos todas en la casa de Miami.
Manuela no dice nada pero se ve molesta. Emilio padre dice con ironía:
--es que eran recuerdos de gran valor sentimental como para arriesgarme a que se pierdan en el vuelo.
--si claro –dice Manuela que prefiere fingir que le cree para no empeorar las cosas.
Para sacarse de encima a la mujer, el dueño de la casa le pide al servicio que la acompañe a la habitación de invitados grande.





Horas después… Emilia es la gran ausente en la cena.
--¿y como es que la ingrata de tu hija no ha bajado a saludarme? –Manuela.
--porque no habrá tenido ganas –Emilio padre.
En la mesa sólo están ellos dos y Emilio Jr. La tensión hace irrespirable el ambiente. David y su primo llegan bien contentos. En especial el segundo. David está algo disgustado porque le ha ganado:
--¡pero luego me das la revancha y te voy a ganar¡
Los chicos son los únicos que hablan durante la cena. Cada uno quiere mostrar que sabe más de videojuegos que el otro. David y su primo son los primeros en levantarse de la mesa y los últimos en acostarse. Los dos en camiseta y bóxers juegan con la consola hasta altas horas de la madrugada. Los dos están muertos de sueño, se despiden muy fraternales pero el hijo de Manuela no entra en su habitación sino en la de Emilia. La chica, que está ya acostada y con la luz apagada, se sobresalta al ver que entra alguien. El chico se ha sacado la camiseta. Abre la luz mostrando su torso desnudo, su cuerpo en calzoncillos bien ceñidos. Es espectacular. La mira con cara de depravado. Ella está deprimida. No tiene ganas de fiesta como el chico. Emilia se sorprende porque no sabía que su primo estaba en la casa.
--Gianfranco ¿qué haces aquí?
Él se baja el bóxers. Se acerca a la cama con cara de diversión.
--No has venido a saludarme –dice pícaro.
Emilia nunca se ha resistido al cuerpo desnudo de un guapo pero está muy decaída y no quiere que la vuelvan a usar.
--¿¿qué haces? ¡¡vete¡
Él se mete en la cama de ella con una sonrisa de travieso:
.--¡oye que hemos cogido miles de veces, ahora no te hagas la estrecha que yo tenía 15 años cuando te metiste en mi cama para estrenarme y no eres precisamente virgen, ya tenías tu buen carrerón¡
--Ahora no me apetece –dice ella apagada.
Él se va colocando sobre ella. Se muestra pícaro. La empieza a desnudar.
--¿quieres que todos sepan que casi me violaste? –dice él con ojos libidinosos.
Gianfranco está deseoso de echar un polvo y como sabe que su prima es muy facilona no acepta su no. Ella tampoco dice que sí pero no dice no. Él la está rozando ya con su dura lanza.
--pero usa condón –dice ella que no está muy por la labor.
El chico está muy ansioso:
--¡me vengo fuera¡ --jadea.
Ella no lo retiene. Se muestra algo fría. Luego, una vez ha explotado, el guapísimo hijo de Manuela sale de la cama desnudo. Se pone los calzoncillos y se va de la habitación bien contento sin decir nada. Ella se siente vacía. Llora. Gianfranco la ha dejado sola con las sábanas manchadas de su esperma. A ella le duele que la haya tomado y dejado después pero en los días siguientes, el chico la ignora durante el día y se divierte con ella por la noche y se va sin más. No habla con ella. Ella no le dice nada, al contrario, le gusta. Se siente acompañada, los minutos que comparte con su primo los disfruta mucho. No por el acto sexual en sí sino por sentir su calor. Para ambos los días pasan rápido todo lo contrario que a David. Le parece que el reloj no avanza y cada día le parece un año pero al fin llega y pasa el fin de semana y con él el día de su encuentro con Sebastián.

David y Sebastián se han echado de menos. Se devoran con sus manos, con sus bocas. Se quieren pero se desean. Nada más verse sacian su sed el uno del otro. Hacen furiosamente el amor. Luego se quedan los dos desnudos. Mirándose. David enciende su cigarro.
--si te molesta el humo me dices.
--sabes que lo que me molesta es que juegues con su salud.
--No me vengas con sermones que fumo poco.
Sebastián lo mira pícaro y dice:
--menos mal porque si me dijiste que fumabas después de hacerlo pues eso querría decir que no me has esperado.
David lo mira algo serio y le dice:
--Yo no he estado con nadie pero ¿puedes tú decir lo mismo?
Sebastián se muestra tranquilo.
--No, no me veo con ningún otro. No me hace falta, si te tengo a ti no necesito a otro.
--¿y tú novia?
Es un reproche. Aunque David dice que no se pone celoso siente celos y muchos.

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