miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 33





Aprovechando que Lucas está en la universidad, Emilio padre está encerrado en su despacho con Marc y Emilio y Emilia no sale de su habitación, Emilio hijo entra en la habitación de Lucas antes que las muchachas vayan a limpiar. Está muy excitado. El chico le gusta mucho, cada vez más. Le gusta haberlo visto desnudo, estar cerca de él. Tiene ganas de buscar entre las cosas de Lucas a ver si descubre algún secreto pese a que todas las cosas del chico son nuevas y las conoce perfectamente porque las han comprado juntos. Lo primero que ve es la ropa sucia del joven tirada en el suelo. Sus bóxers usados le excitan mucho. Se sienta en la cama, los agarra, los huele. Aspira su aroma., el olor de esos genitales que ha podido ver pero jamás podrá disfrutar. Agarra la camisa del chico con el sudor de ese fornido pecho que tanto le gustaría chupar.. Cierra los ojos y huele esa ropa que ha tocado el cuerpo desnudo de Lucas. Piensa en el chico, en su desnudez, en lo mucho que le gusta. Acaricias esas sábanas que también huelen a él:
--¿dormirá en bolas? –se pregunta excitado.
La cama está sin hacer. Se fija en unos cabellos muy rizados que hay en la cama:
--¡son de los huevos seguro¡
Abre el cajón de la mesita. Sólo encuentra la caja de preservativos que usa con la hermana de Emilio y él lo sabe bien. Cómo la odia, la odia por haber estado en esos brazos, haber gozado de ese cuerpo que él conoce perfectamente pero que nunca disfrutará. Se toca el paquete. Su miembro viril (que es bastante pequeño) está ya muy duro. Pensar en el cuerpo desnudo de Lucas estando en su habitación, en esa cama en dónde ha dormido y desnudo seguramente le pone muy cachondo. Se levanta y echa el cerrojo. Se desnuda y se tira en esa cama imaginando el cuerpo desnudo de Lucas fundiéndose con el de él, se restrega para que el aroma de esas sábanas inunde su cuerpo. Se masturba acariciándose con los bóxers usados del chico. Está muy cachondo y se viene enseguida. Se limpia con esos mismos calzoncillos que tira al suelo. Luego se viste de prisa y se va. Lucas lo tiene fascinado.

Esa misma tarde, Emilia, por la ventana de su cuarto, ve a Lucas limpiando su descapotable. No lleva camisa. De lejos la imagen que ve es muy excitando.
--¡tengo que verlo de cerca¡ --dice para sí.
Emilia se maquilla, se mira la ropa. Pese a estar ya muy gorda esos vestidos de pre-mamá que usa son muy sexys. Sale al jardín. Él se muestra indiferente pero ella se derrite. Tiene escalofríos de placer por esa estampa tan hermosa que está viendo. No sólo ella disfruta del cuerpo del chico. Emilio hijo está sentado en el jardín haciendo que lee un libro pero lo único que hace es admirar el esbelto cuerpo del guapísimo chico. Lo ve lado, así disfruta de su culo pequeñito pero bien formado y se su torso desnudo. El chico luce un pequeño pantalón corto azul marino y no lleva calzado.
--¡qué bueno está, me encanta¡ --dice Emilio para sí.
Pensamientos parecidos son los que tiene Emilia que se queda de pie junto a él. Ese chico la tiene fascinada, lo desea. Siente una fuerte atracción hacia él. Semidesnudo, con el torso mojado y enjabonado del agua del auto. Quiere abrazarlo, besarlo, decirle lo mucho que le gusta y si es preciso suplicarle que le haga el amor. Lucas la mira, sonríe con ternura y ella suspira:
--es tan lindo.
Está loca por él. Lucas le da la espalda. La ignora. En las noches se comporta como una bestia sexual pero luego en el día Lucas la trata como si fueran hermanos. Eso la enloquece a ella.
--¡sea como sea tiene que ser mio¡ --dice ella para sí.
Emilia se ve alterada porque Lucas no se acerca a ella. Él siente su ansiedad y eso le gusta a él. Sonríe pícaro. Se da cuenta que Emilio lo está mirando fijamente. Lucas le sonríe, le guiña el ojo de una manera fraternal pero Emilio siente un fuerte deseo. Está loco por él.

Cae la noche, Emilia espera impaciente en su habitación. Confía que sea Lucas quien vaya a buscarla. No le gustó nada la manera en la que él la trató.
--tiene que venir a disculparse.
Pasan las horas y el chico nada que se aparece. Él está sobre la cama en bóxers esperándola ansioso.
--¡va a venir, va a venir¡ ¡seguro¡
A él le encanta jugar con la chica, tenerla a sus pies. Mira la hora.
--¿es que no piensa venir?¿cree que puedo estar toda la noche esperando? –se pregunta desesperado.
No se quiere quedar sin echar un polvo pero tiene claro que no será él quien vaya a buscarla. Le gusta hacerla enloquecer, jugar con su resistencia, ignorarla y que se ella la que se arrastre a sus pies, que se humille para que él le haga el favor de hacerle el amor. Sonríe pícaro. Emilia está caliente y molesta porque él no la ha venido a buscar. Se pone la bata ya sale a buscarlo. Está loca por él y está dispuesta a suplicarle de rodillas un rato de sexo. Aunque no es con el que más ha gozado sí lo desea y sí es con el que más goza sólo con el hecho de sentirlo en sus brazos y no por la penetración en sí. Toca a la puerta. Él se levanta sonriendo libidinosamente pero se hace de rogar. Se muestra distante.
--¿¿Quién?
--Lucas, abre –le suplica ella.
Él sonríe con cara de pervertido. Le divierte no hacérsela fácil:
--¡No, tengo sueño¡
--por favor, ni que sea un momento.
Ella le ruega ya que a cada rechazo lo va deseando más y más. A Lucas le excitan sus ruegos. Abre en bóxers.
--¿qué quieres? –brusco.
Ella cierra la puerta, se quita la bata (está desnuda) y lo besa. Él sonríe excitado mientras se deja tirar a la cama. Lucas cae con medio cuerpo fuera de la cama, los pies en el suelo. Ella se arrodilla ante él. Lo desea fervientemente. Le baja los bóxers y engulle toda el arma de él. Lucas bien relajado, disfruta. Él ofrece todo su cuerpo. Se muestra fogoso pero es egoísta, se preocupa sólo de su placer y es bastante rápido. Emilia no llega a alcanzar el orgasmo pero sí lo logra con una sola caricia de él, con saberlo suyo y eso le basta. Después de acostarse con ella Lucas la rechaza. No le permite quedarse abrazada a él.
--¡ahora vete, quiero dormir, ya te di lo que buscabas¡ ¡no me gustan las putas como tú pero si es lo que quieres te haré el favor siempre que lo necesites pero durante el día ni me mires, ni existo para ti¡ --muy despreciativo.
Ella se va muy herida pero está demasiado enganchada con él. Lucas sonríe divertido
Disfruta sintiéndose deseado al punto que una chica tan bella como Emilia se humille para que él se la tire. Se siente el gran super macho, una bomba sexual y eso le hace sentir bien.

Al día siguiente, Sebastián y David llegan al hotel después de una corrida. Se miran con cara de degenerados.
--tu mejor corrida será para mí.
A solas en la habitación se devoran con sus manos, con sus besos.
--cuidado, cuidado –le pide Sebastián.
El torero aún lleva el traje de luces pero si fuera por David se lo arrancaría a tiras. David se desnuda en segundos mientras el otro deja el traje sobre un sillón. Cuando ya están desnudos, David se tira sobre él. Los dos ansiosos. Se llenan de besos, caricias, de palabras de amor. Llaman a la puerta de la habitación.
--¿¿Quién? –jadea Sebastián en brazos de David.
--servicio de habitaciones.
Los dos desnudos. Sebastián sobre David. Se levanta el torero.
--¿otra vez pediste champán?
David le sonríe enamorado.
--como siempre que toreas.
Sebastián le sonríe. Se cubre con la sábana. David, desnudo, se pone tras la puerta. Los novios se miran con mucho cariño.
--No se te olvida nunca.
--tengo que agradecer que estás bien. Tenemos que celebrarlo.
Sebastián le manda un beso, David le guiña el ojo. Abre sólo un poco la puerta para que pase la bandeja. Luego David va hacia sus pantalones. Agarra un billete y metiendo un poco la mano, sin que se vea sin es uno u otro, se lo da al camarero. David agarra la botella y dos copas. Sebastián se quita la sábana. Se sienta en la cama. David va hacia él todo desnudo. Son muchas las miradas de complicidad de la pareja. Se miran con mucho cariño pero también con mucho deseo. Los dos desnudos, de rodillas sobre la cama, David sirve una copa a su amado, la llena y luego hace lo propio con la suya. David hace el brindis. Siempre dice lo mismo.
--por ti, porque estás a mi lado, porque estás bien.
Chocan sus copas entre sonrisas y miradas de amor. Beben. Luego entrelazan sus copas y mirándose muy enamorados, Sebastián susurra:
--por ti y por mi, siempre juntos.
David suspira un
--te amo.
--te amo.
Beben el champán el uno de la boca del otro. Luego dejan las copas y la botella en el suelo. Se aman con sus manos, con sus cuerpos. Se aman con mucha intensidad.







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