miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 38





David está en su cama derrotado por el dolor. Lucas está con él. Emilio está hablando con la familia del torero que confirma la noticia. David estaba convencido que era un error, una pesadilla, que no era posible que su amado estuviera muerto.
--He hablado con la tía, ha sido ya incinerado. La novia se ha ocupado de todo, se hará un funeral privado en el pueblo que nació. No creo que sea conveniente que vayas.
David no dice nada, esta en shock. Mira la primera foto que encontró del torero, la que le descubrió sus genitales y que ha estado todo esté tiempo colgado en la puerta de su armario. No puede creer que le hayan arrebatado a su amado, que no lo vaya a ver más. No tiene fuerzas para moverse de la cama. Lucas está sentado en la cama tratando de consolar al chico. Aunque recién lo conoce, su dolor es tan intenso que le ha llegado dentro, le gustaría poder ayudarlo a David. David no puede evitar pensar que tal vez Sebastián se distrajo porque él no estaba cerca y no puede evitar sentir culpa. Sebastián tampoco era un torero especialmente mediático como darle demasiada importancia y no ha trascendido detalles como ese grito que fue el que distrajo al torero. David no quiere vivir, de hecho atentaría contra su vida sino fuera porque su hermano no lo deja solo. Lo conoce y sabe de lo que es capaz. Le ha pedido a Lucas que quite el cerrojo para que no pueda encerrarse. Le pone incluso una videocámara en la habitación para tenerlo siempre controlado. Y David no dice nada. Vive sin vivir. Así van pasando los días. Lentamente, muy lentamente. Demasiado.

Emilia se la pasa con su hijita que sigue en la incubadora aunque cada día está más fuerte. Emilio padre está solo. Como sus hijos no pueden ocuparse de él es Marc quien lo acompaña, quien pasa todo el día en la clínica junto a su antiguo amor. Eso es lo que da fuerzas a Emilio para luchar. Va en silla de ruedas pero está encantado por las atenciones que le da su amado. No necesita más. Lucas también suele ir a visitar a Emilio. Ese día se anima y se acerca a conocer a la hija de su amante. No se han vuelto a ver desde aquella noche porque él la evita las pocas veces que ella está en la casa y en esos momentos para Emilia la prioridad es su niña. La chica tiembla al verlo. Cae derretida a sus pies. Ha querido odiarlo pero no puede dejar de pensar en él y en especial en su cuerpo desnudo. Lo desea, lo desea mucho. Lo desea a él y a su cuerpo. Lucas tenía miedo de cuál podía ser la reacción de la chica. Inma está con él. Emilia lo ve a él, siente que el corazón se le va a salir por la garganta. El chico le gusta mucho y se alegra que finalmente se haya animado a ir a verla pero sufre una fuerte decepción al ver que el chico va al lado de Inma. Inma se está empezando a dar cuenta que algo ocurre entre su novio y esa chica y ha decidido marcar su terreno. Inma no hace más que besar a Lucas y eso le da mucha rabia a Emilia.
--La muy puta –dice para sí—se podía esperar a estar en la calle.
Lucas está frente a Emilia, le va preguntando sobre María, de cómo evoluciona, de qué dicen los médicos. A Emilia le emociona la preocupación de su amante pero Inma no hace más que interrumpirlos. Lucas escucha atentamente a Emilia pero Inma le estira del brazo, Lucas la mira e Inma lo besa. Emilia está furiosa. Siente rabia y odio hacia la novia de su amante. Además que ese gesto Inma lo repite no sólo una vez sino constantemente. Lucas no tarda en irse llevándose a su novia y dejando a Emilia muy molesta.
--¿y esa perra es virgen? ¡¡Hay que ser idiota para creérselo¡ --dice para sí-- ¡¡Pues si está tan caliente haberse quedado en casa metiéndose los dedos¡
Lucas, al ver a su novia tan pasional, aprovecha para sugerir que hagan el amor.
--creo que ha llegado el momento. Me deseas como yo a ti.
El chico lleva desde que nació María a dieta y está muy cachondo. Inma se hace la inocente.
--Nuestra primera vez tiene que ser especial y aún no me siento preparada.
Lucas resopla fastidiado. Está muy enamorado de la chica y no la quiere presionar pero está muy sofocado. Echa de menos sus encuentros pasionales con Emilia. Se había acostumbrado a una agitada vida sexual y ahora no puede estar sin ella. Está deseado que todo vuelva a ser como antes.



David, por su lado, está viviendo un infierno. Tiene los ojos inflamados de tanto llorar sangre. No hace más que mirar la foto del torero que tiene en el armario, tumbado en la cama casi sin vida. Las pocas fuerzas que tiene las gasta para mirar una y otra vez todas las fotos que tienen del torero en su móvil. Tiene el rostro del torero clavado en su alma y en su corazón. Cierra los ojos y lo ve. Siempre él, su torero. Tan vivo dentro de él pero está muerto. Sebastián ha muerto. Son tantas preguntas las que no hace más que martillear al atormentado David: pero ¿cómo?¿porqué ha tenido que pasar esto?
No puede asimilar que el gran amor de su vida está muerto, que su amado Sebastián haya desaparecido para siempre. Eran tan felices, tenían tantos planes, toda una vida por delante.
--¿¡a quien le molestaba nuestro amor?¡ ¿¡a quien?¡ --no hace más que preguntarse.
Y llora. Emilio hijo está al pendiente de su hermano, obligándolo a que almenos beba un poco de caldo para que tome un alimento.
--no me voy hasta que te lo bebas todo –le dice con cariño.
Y David bebe porque quiere quedarse solo. Quiere quejarse morir.

Los días siguen pasando y el chico cada vez está más hundido. No sabe cómo va a vivir sin Sebastián. No tiene fuerzas para nada. Ni siquiera para pensar en su propia muerte. Quisiera cerrar los ojos y estar de nuevo en brazos de su amado. Emilio no soporta ver como su hermano se está dejando morir. Su familia se está destruyendo y él no sabe qué hacer.

Llega el cumpleaños de los gemelos, ya 19. Es un cumpleaños triste pese a que Emilio hijo y Lucas tratan de darle un aire de celebración pero David está sumido en una depresión, Emilio padre recuperándose en la clínica, Emilia apenas se mueve del lado de su hija. Lucas llama a Emilia. Espera convencerla para que vaya a celebrar su cumpleaños con su gemelo. Emilia lo hace más por Lucas que por su hermano. Emilio llena de regalos a su hermano. Lucas y Emilia están con él. Tratan de animarlo pero logran el efecto contrario. Hubiera sido su primer cumpleaños con Sebastián, hubiera sido tan feliz. Su cumpleaños más feliz pero en cambio es el más triste. David no soporta recordar que la vida sigue pero no para Sebastián. Con histeria lanza todos los regalos por los aires. Emilia es bastante dura con su gemelo.
--¡yo también tengo problemas y en cambio estoy aquí contigo¡
Lucas, que abraza a David, fulmina con la mirada a Emilia. Eso es lo que más le molesta a la chica. David no deja de llorar. Siente que su alma se ha ido con Sebastián, es como si la mitad de su ser se hubiera muerto con el torero. Está seguro que no podrá levantar cabeza, que le será del todo imposible vivir sin su Sebastián.

Por otro lado, Marisol sigue en México. Ha hecho el amor con un hombre de más de 60 años y de aspecto más bien desagradable. La joven siente asco pero lo disimula. Se levanta totalmente desnuda. De su bolso saca un cheque y se lo da. Se muestra fría con él.
--Yo ya he cumplido con todo lo que te prometí. Espero que tu cumplas tu parte.
El anciano sale desnudo de la cama. Ella hubiera preferido que no lo hiciera. No lo mira porque siente mucho asco. Él la mira con cara de depravado.
--¿y no lo estoy haciendo? Todo el mundo cree, hasta su propia familia, que tu novio ha muerto. Te he logrado falsificar su testamento y todos su bienes van a pasar a ti.
Le entrega un nuevo pasaporte. Ahora Sebastián se apellida Moreno. El doctor abraza a la joven por la espalda. Ella tiene que hacer un esfuerzo para que no se le note el asco pero es feliz imaginando todo el dolor que debe estar sintiendo David.
--¿seguro que nunca recuperará la memoria? –Marisol.
--Mientras le vayas dando las pastillas que te dije no. Su amnesia será para siempre.
Marisol sonríe victoriosa.


(con la colaboración de Héctor Noguera como el doctor)

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