miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 26



A Emilia le ha sorprendido que su hermano sepa de su embarazo porque ella sólo se lo contó a Rubén y no pensó que entre su novio y su hermano hubiera ningún tipo de relación lo suficientemente sólida como para que Rubén le haya contado algo así.
--¿cómo sabes?¿Rubén te dijo?
El padre está furioso. Quería pensar que todo era un malentendido pero se da cuenta que no.
--¡que venga Rubén a hablar conmigo¡
Emilio desea a ese rubiazo. No estaría nada mal que viviera con ellos pero tras acostarse con él y con todo lo que le dijo no se lo imagina como cuñado. Además, el chico ya lo ha pasado bastante mal y Emilio no le quiere dar más problemas.
--¡no es de él, está de 3 meses y Rubén aún no estaba en la ciudad¡
Emilia no entiende que Rubén le haya contado esas cosas, no entiende desde cuando Rubén le tiene esa confianza a su hermano. A Emilio le gusta mucho Rubén, ha sentido celos de la relación de su hermana con el guapísimo chico. Se siente importante al saber cosas que sólo ella y el chico sabían demostrando que hay una unión entre él y Rubén. El padre zarandea a su hija:
--¿¿Quién es el padre?¿¡el novio tuyo que murió o el hermano?¡
Emilia está muy nerviosa:
--No, no creo… además…
Emilia no puede seguir hablando. El padre se lleva las manos a la cabeza:
--¿¿¡con cuantos te has acostado?¡
El hermano la mira con desprecio. Siente celos de la vida sexual de su hermana y de todos esos guapos con los que se acuesta incluyendo a su jovencísimo primo.
--¿será tan golfa como para dejarse preñar de nuestro primo? –piensa.
Pero es una afirmación muy dura que podría hacer mucho daño y Emilio no se atreve a hacerlo sin tener la certeza. Emilia no quiere nada con su primo. No le ve sentido hablar pese a que está segura que el padre es Gianfranco.
--No lo sé, no estoy segura.
El padre golpea a su hija.
--te lo mereces, zorra –piensa el hijo con más envidia que rabia.
Después de golpearla, Emilio abraza a su hija:
--yo te apoyo. Haremos lo que quieras pero creo que lo mejor es que abortes. Es lo que quieres hacer ¿verdad?
Emilia nunca se había sentido madre pero en ese momento lleva sus manos a su vientre y dice:
--Mi bebé nacerá.
--pero eres muy joven, hija. Te arruinarás la vida.
Emilio es cariñoso con su hija, le da su apoyo en lo que decida pero no quiere que tome una decisión equivocada.
--tú tenías dos años más que yo cuando fuiste padre --Emilia.
--sí pero estaba casado.
Pero Emilia está decidida. Nunca ha encontrado lo que buscaba, el verdadero amor y ahora lo tiene dentro de ella. Es su bebé, un ser que se alimenta de ella, que es una parte de su cuerpo. Ya nunca más estará sola. Emilio le da un beso a su hija.
--te apoyaré en lo que decidas pero piénsalo.
Emilia se retira a su habitación. No hay reproches para su hermano ya que aunque le ha molestado como ha sacado el tema era algo que no podía seguir ocultando y que ella no sabía como enfrentar. Emilia mira fijamente a su hermano pero él agacha la cabeza. Tiene mala consciencia y no es capa de mirarla a los ojos. El padre está algo aturdido. Emilio abraza a su padre y lo besa con mucho cariño.
--abuelo, vas a ser abuelo.
El hombre fuerza una sonrisa pero agradece el apoyo de su primogénito.

Mientras, Emilia se tumba en la cama. Mira viejas fotos familiares. En una están los dos primos en la piscina de la casa de Miami. Aunque Gianfranco la ha usado sólo sexualmente a ella le ha ayudado mucho. Gracias a su guapísimo primo ha superado la tristeza. Se lleva una mano al vientre y con la otra mira la foto:
--es tu papá.
Fue bonito lo que vivió con su primo. Se sintió muy bien en sus brazos. No quiere que nadie sepa que el bebé que espera es el hijo de dos primos porque no quiere hacer un escandalo y quiere evitar que el chico la rechace. Pero su hijo será un recuerdo imborrable de esos locos momentos vividos con el primo y aparte que es una parte de ella. Emilia lo tiene claro: vivirá, su hijo nacerá.









Horas después, David y Sebastián están llegando a casa del torero en Sevilla. Los dos están muy contentos. Entre los dos llevan el equipaje. Lo dejan en el suelo.
--bienvenido a tu casa –dice Sebastián abrazándolo.
David mira a su alrededor muy ilusionado.
--Vamos a ser tan felices…
Se sonríen, se besan. Se dicen varias veces que se aman. David agarra su maleta:
--¿cuál es nuestro cuarto para dejar mis cosas?
David está muy ilusionado con la idea de compartir su vida con él torero. Sebastián le agarra la mano para suelte su maleta, Le pone las manos en las mejillas.
--Mi amor, sabes que no es una convivencia oficial. Es mejor que cada uno tenga su espacio. Deja tus cosas en la habitación de arriba.
Sebastián le habla con mucho cariño, no quiere que se enfade. David no está enfadado sino desilusionado, decepcionado.
--entonces ¿no vamos a dormir juntos?
El torero lo acaricia pícaro.
--dormir y lo que quieras. El único inconveniente es que en la mañana tendrás que recorrer toda la casa en bolas.
Mientras le dice esto le guiña el ojo seductor. David se muestra amoroso.
--¿y si un día no me apetece bajar?
El torero lo mira con ojos libidinosos y sin dudarlo dice:
--pues subiré yo pero no te pienso perdonar ni una sola noche.
--¡Ahora te escucho¡ --David contento.
Loss dos se miran con deseo. Se besan ardientemente.
--estrenemos la cama –dice Sebastián lujurioso.
Se aman, se desean. Dejan las cosas de David en el salón y entran juntos en el dormitorio desnudándose, devorándose con sus manos.

Caen los dos derrotados del placer el uno al lado del otro. David se levanta totalmente desnudo. Sebastián se incorpora.
--No te tienes que ir.
David pone cara de travieso. Sabe que al torero no le gusta que fume:
--es que lo necesito. Intensifica el placer.
Sebastián se acerca al borde de la cama para azotar las desnudas nalgas de David.
--deberías dejar este vicio tan feo.
--te juro que sólo fumaré cuando jodamos pero es que me encanta fumarme uno después de hacerlo.
--Tranquilo, estás en tu casa. Puedes hacer lo que quieras.
Contento y desnudo, el chico corre a buscar el paquete. Vuelve con el cigarro encendido y un plato:
--así no te quejarás que mancho la cama.
Los dos se miran con mucho cariño. Están encantados y felices de estar juntos. Se sientan en la cama, muy pegados el uno al otro. Se miran con amor y con deseo. Entre calada y calada, David dice:
--¿te puedo hacer una pregunta?
--claro –responde el torero con una sonrisa franca y alegre –somos pareja. Me puedes preguntar lo que quieras.
--¿lo has hecho con ella aquí?¿en esta cama?
Sebastián le responde con cariño.
--No, íbamos a su casa. A ella no le gustaba venir aquí porque le pilla muy lejos y a mi me iba bien.
David se queda contento pero tiene otra curiosidad. Sebastián le adivina el pensamiento. Le contesta antes que pregunte:
--tampoco he traído a hombres, tú eres el primero.
David pone cara de no me importa, no te iba a preguntar eso pero Sebastián sabe que sí. A David le gusta la respuesta. Tiene curiosidad en saber el pasado sexual de su novio del que no sabe nada pero no se atreve a preguntar. Sebastián no quiere tener secretos para su novio:
--Me puedes preguntar lo que quieras pero ya te digo que todas mis relaciones con hombres eran esporádicas, con chicos que no me conocían. En los lugares que iba a torear pues siempre encontraba a alguien.
--así fue lo nuestro ¿no? –dice David al que le apena ser uno más.
Sebastián le sonríe:
--sí pero me atrapaste y después de estar contigo no he podido estar con nadie. Ni hombre ni mujer, tampoco lo he necesitado.
David apaga su cigarro. Feliz se tira sobre Sebastián. Se van besando y acariciando mientras se regalan palabras de amor y frotan sus sexos. Lo hacen una vez más antes de quedarse dormidos el uno en brazos del otro.

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