miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 16


--¿porqué tenemos que hablar de ella? –dice Sebastián sentándose en la cama.
David le acaricia la espalda a su amante.
--bueno, es un tema como cualquier otro.
--No lo es. ¿para qué quieres que te conteste si luego te vas a enfadar?
--No, ¿porqué me voy a enfadar por esa tontería? Sé que ella es una obligación para ti. No me enfado.
Pero sí, está enfadado. Le duele mucho imaginarse a su amado acostándose con su novia. Le dan unos celos horribles imaginando que la otra disfruta de ese cuerpo que él tiene tan poco.
--¿cuántas veces lo has hecho con ella esta semana?
Sebastián se levanta. Le incomoda el tema. Se pone los bóxers.
--¿porqué tenemos que hablar de ella? No quiero que la metamos entre nosotros. Es nuestro momento.
David se sienta en la cama. Sigue desnudo.
--somos una pareja moderna, me puedes contar. Es para saber el aguante que tienes. Seguro que tienes a tu novia bien satisfecha y a mi me cumples igual –David fingiendo que no pasa nada pero se nota que está celoso.
Sebastián no quiere seguir engañándolo:
--No me he vuelto a acostar con ella desde que he estado contigo.
Esta confesión toma de sorpresa a David. Salta de la cama. Se queda mirando a su amante.
--¿y porqué no me lo dijiste?
--por tonto.
Sebastián habla con vergüenza, David está enfadado.
--¡tú sabes los celos que me daban, no soportaba que ella te tocase¡
--bueno, es mi novia. Algún día tendré que hacerlo.
--¡sí pero debiste ser sincero conmigo¡
--tú también me hiciste creer que lo hacías con tu novio.
--¡por rabia y celos pero te dije la verdad¡
David está furioso y el torero lo abraza. Se muestra cariñoso.
--tenemos tan poco tiempo para estar juntos, no quiero que lo perdamos por tonterías.
Sebastián le sonríe y David se derrite. Se funden en un apasionado beso. Caen en la cama entre besos y caricias. David tiene ganas de decirle que lo ama pero Sebastián no quiere palabras que puedan comprometerlos. Le llena de ternura la devoción y el cariño de David. Está encima del chico haciéndole gozar con sus caricias. David es muy importante para él y se lo quiere demostrar haciéndole una confesión que le da bastante apuro:
--tengo que hacerlo pero me bloqueo y no puedo. Lo he intentado pero me es imposible. No puedo hacer el amor con mi novia y ella está furiosa.
--así que ante tu novia no se te levanta –dice David riendo divertido.
Sebastián, que está encima de David, se coloca a su lado. Lo mira serio y dice:
--¡no te rías, no es broma¡
Pero David se parte de risa:
--Me encantaría veros la cara, a ti que no se te levanta y a ella que se queda con las ganas.
David no deja de reír pese que al torero no le hace ninguna gracia.
--Me puede hundir la carrera, un torero gay no se puede¡¡
David, despreocupado, le dice:
--pues búscate una profesión normal y sino una más acorde a ti pero que se pueda ser gay, carnicero. Con lo bien que se te da matar pobres animales serias un gran carnicero.
Sebastián se levanta. Está furioso. Se pone los jeans.
--¡El toreo es un arte¡ ¡¡es mi vida¡ ¡¡a mi no me gusta matar al toro pero es la culminación de la obra de arte que he hecho¡
--¡venga ya¡
Los dos defienden su punto de vista con la misma pasión.
--¿porqué atacas lo que no conoces? No sabes nada del mundo de los toros.
--¡sé lo que tengo que saber¡ ¡¡que disfrutas matando, torturando a un animal¡
Sebastián lo mira fijamente y dice:
--¿eso es lo que piensas de mi?
--¡sí¡ --David muy enfadado.
A Sebastián le duele que a David le dé igual lastimarlo, que le diga esas cosas sabiendo el daño que le hace.
Agarra la camisa, se pone los zapatos.
--¡pues si esto es lo que piensas de mí ya te puedes ir¡
Esto es un duro golpe para David. Ama a ese hombre. Ha pasado toda la semana deseando verlo.
--¡no me puedes hacer esto¡ ¡no es justo¡ No puedo cambiar, soy como soy¡ --suplica con angustia.
--¡¡pero podrías respetarme¡ ¡yo nunca he dicho nada que te pueda ofender¡
David lo abraza con desesperación. No le quiere pedir perdón porque no lo siente pero no quiere separarse de él.
--¡no me hagas esto¡ ¡¡yo te amo y sin ti me muero¡
A Sebastián le conmueven las lágrimas del chico. Se las acaricia con dulzura.
--No me gusta que llores.
David se aferra a él con desesperación:
--pues no me saques de tu vida, eres lo más importante que tengo.
Sebastián le sonríe dulce pero no dice nada.
--¿me vas a echar? –pregunta David con una carita de miedo que enternece al torero.
Sebastian sonríe y dice.
--No.
David suspira aliviado. Sebastián le besa las lágrimas. Lo va llevando a la cama. David le va quitando la ropa y cae sobre él.


Mientras, en la casa de la familia de David, Gianfranco se está duchando. El joven tiene una sonrisa de satisfacción que no puede con ella. Se moja la cara mientras piensa en Emilia.
--sabía que no iba a cambiar nunca, que me la iba a pasar bien Con mi prima siempre se tiene sexo fácil garantizado.
Nunca ha tenido sexo de una manera tan fácil como cuando está con su prima. Sonríe, tiene los ojos libidinosos. Emilia despierta toda la lujuria del joven. No sabe pero que él ha despertado toda la lujuria de su primo mayor. Emilio pasa por el pasillo. Escucha la ducha y se enciende. Sabe que su primo se acuesta con su hermana y que tiene mucha complicidad con David.
--seguro que David lo ha visto en bolas muchas veces.
Le pone muy cachondo imaginarse al guapo chico con su bello y tierno cuerpo todo desnudo, mojado y con jabón y él tocándose para aclararse de jabón.
--¡tengo que verlo¡
Emilio no puede ni quiere perder la oportunidad, ahora que tiene un chico desnudo en su casa, de verlo sin ningún tipo de censura. Es algo que le apetece mucho.
--puedo entrar con cualquier excusa. No va a creer que lo he hecho a posta.
Además tiene que aprovechar que David no está sino era arriesgado porque se la pasan juntos. Emilia no sale de su cuarto, su padre está en su salita privada en un ala apartada de donde está y Manuela en la piscina. Emilio se queda en la puerta. Está esperando a entrar cuando sepa que ha salido.
--¿y si se cubre?¿y si sale con toalla?
Está muy ansioso, tiene demasiadas ganas de ver desnudo a su guapísimo primo. En ese momento tiene una inmejorable oportunidad que no quiere perder. Tiene desesperación por ver ese espectáculo que es Gianfranco desnudo. Su respiración es entrecortada. Entra sigilosamente, como si fuera un ladrón. No quiere que Gianfranco se dé cuenta porque le encantaría verlo en la ducha. Confía en tener suerte. Piensa que si lo pillan encontrará alguna excusa que justifique su presencia en la habitación. Eso lo tiene un poco tranquilo. Pisa los calzoncillos del chico. Son blancos, tipo bóxers pero pequeñitos. Le deben quedar muy ceñidos, muy sexys. Emilio se pone cachondísimo. Los agarra y respira el olor más íntimo de su primo. Con esa prenda en la mano se acerca al baño. La puerta del cuarto de baño que tiene la propia habitación está abierta y los cristales de la mampara totalmente transparentes como cristal de ventana. El espectáculo que el hijo de Manuela ofrece es impresionante, de fuerte impacto que es el que recibe Emilio. El cuerpo de ese joven tan guapo ya no es un secreto para Emilio. Pocas veces ha podido disfrutar de un guapo de esa manera. Gianfranco se ducha sin imaginar que está siendo objeto del deseo de su primo-espía. El joven se va acariciando su tierno pecho mientras el jabón va deslizando por sus genitales. Emilio centra sus miradas en esa bella zona que es su favorita. Le gusta conocer la parte más privada e íntima de su guapísimo y joven primo.
--¿y lo habrá hecho con muchas? –se dice para sí.
Emilio está muy cachondo. No puede evitar que se le escape un jadeo. Gianfranco se sobresalta.
--¿hay alguien?
El chico cierra el grifo para escuchar mejor. Emilio procura ni respirar porque no quiere perderse esa vista tan maravillosa que el joven le está regalando. Está nervioso y excitado. Da un paso atrás y da una patada a la silla.
--¿Quién está ahí, Emi?
Emilio maldice su torpeza, ahora tiene que irse porque no está seguro de poder justificar su presencia en la habitación y más por no haber dicho nada. Gianfranco está saliendo del baño. Emilio va a dejar la habitación pero el cuerpo desnudo del chico le gusta demasiado. Al salir se gira como si acabara de entrar. Con la pierta abierta, enfrente Gianfranco todo desnudo y mojado. Gianfranco está justo cruzando la puerta del baño.
--¡que bueno está¡ --piensa Emilio.
El cuerpo desnudo del chico causa una fuerte conmoción en Emilio. Nunca sus ojos se habían deleitado con una visión tan bella. El desnudo joven mira a su primo sorprendido. Pese a lo cachondo que está, Emilio hace un esfuerzo para actuar con normalidad. Cierra la puerta y se acerca al chico. Está temblando.
--perdona. Es que he tocado, creí que no estabas. Quería ver que tenías todo lo que necesitas.
--si, gracias.
Gianfranco no sospecha nada. Tampoco se da cuenta que sus calzoncillos no están en el mismo lugar donde los dejó él. Gianfranco sonríe. Se acerca a su primo.
--perdona, es que estoy todo mojado.
Emilio no desaprovecha la oportunidad. Entra él mismo en el baño y agarra la toalla. Se la pasa a su primo que le agradece con una sonrisa. Emilio se vuelve loco al ver aquella parte colgante tan maravillosa moviéndose. Además, mientras el chico se seca la cabeza se la queda mirando sin problemas. La tiene tan cerca, podría agarrarla con la mano. Emilio está excitadísimo. Se está poniendo malo. Gianfranco no se da cuenta que está poniendo caliente a su primo. Se ve demasiado joven para resultar atractivo a un hombre mayor y es que hace nada era aún un niño pero ahora ese niño se ha convertido ya en un hombre que enloquece de deseo a Emilio. Le gusta ver al chico moviéndose desnudo. Tan cerca de él.
--¿querías algo más?
Emilio está paralizado por la bella escena que está viendo. Le cuesta contestar.
--nada en concreto, es que has estado estos días enganchado a los video-juegos y no hemos hablado nada, quería saber de ti, de tus estudios, de tus cosas.
El chico busca en un cajón un bóxers limpio. Emilio se deleita con el tierno culo de su primo. Le pone cachondo ver como se pone el calzoncillos, Gianfranco le da la espalda. Se pone una camiseta. Muy atractivo, en bóxers y camiseta. Se sienta en la cama. Emilio a su lado. El chico así igual se ve sexy y Emilio está caliente. Le excita ese bulto que se le ve en la entrepierna.. Apenas escucha lo que le dice su primo.

Mientras, Sebastián y David están haciendo el amor. Están felices juntos. Les gusta amarse, tocarse, disfrutarse. Tienen claro que no pueden tocar el tema de los toros y que no piensan separarse.

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