miércoles, 19 de enero de 2011

Capitulo 8






Sebastián y David están desnudos en la cama. El uno le está practicando sexo oral al otro. David le ha plantado sus genitales en la cara al torero para que se los chupe y mientras él busca los del otro para seguir disfrutándolos. Los dos son muy ardientes y están disfrutando mucho. Sebastián saca la verga de David de su boca y comienza a lamerle todo el ojete. Sebastián le da unos azotes en las nalgas a David mientras trata de mirarlo. David se resiste a soltar la verga de Sebastián. Éste busca la caja de preservativos que siempre lleva con él.
--¿quieres ser tú el activo? –jadea Sebastián.
David al fin suelte el miembro viril al torero. No ha sido fácil y es que ha estado fantaseando tanto con esa verga que ahora tiene en su boca. En muchos momentos teme despertar y darse cuenta que todo no es más que un sueño.
--¡las dos cosas¡ --jadea.
David está muy ansioso, quiere ser activo y pasivo.
--si pero uno de los dos tiene que empezar –dice Sebastián.
David no se decide. Le fascina la verga de Sebastián y está deseando tenerla dentro. Le fascina el culo del torero y está como loco por meterse en él.. Ya que David no se decide y Sebastián ya ha preparado el trasero de David, Sebastián se cubre con el preservativo que tiene en la mano. David culo en pompa, con la cabeza en la almohada. David no ha conocido otro hombre que no sea Fer. A Fer le gusta más ser pasivo y además la verga de Sebastian es mucho más grande y gorda. David siente que se rompe por dentro mientras nota como Sebastián le va taladrando el culo. David muerde la almohada. Al primer momento siente un poco de dolor pero el placer es mucho más fuerte. Sebastián explota, cae en la cama retorciéndose de placer. Jadea mientras se quita el preservativo lleno de su leche y lo tira al suelo. Mientras David ya se ha puesto otro preservativo. Tiene muchas ganas de darle la respuestas. Con sus dedos mojados con su saliva humedece un poco el ojete de Sebastián y en la misma posición en la que se encuentra el torero, simplemente le abre las piernas y se mete dentro. Aulla cuando se viene. Está demasiado caliente y ninguno de los dos ha tardado especialmente. Gimiendo de gusto, David cae al lado del torero mientras se saca y tira el preservativo. Se quedan desnudos el uno al lado del otro. Están agotados de tanto placer. A David normalmente le gusta fumarse un cigarro pero es que ahora no tiene fuerzas. Siente como si hubiera vivido su primera vez. Nunca había sentido un placer tan grande. Siente que ese es el primer día del resto de su vida, que su verdadera existencia empieza ahí, en esa cama, en brazos de ese torero que lo ha enloquecido. Quisiera no tener que moverse nunca de esos brazos. Están muy cansados. Se les van cerrando los ojos.
--es muy tarde, ¿te quedas no?
Para David sería una tortura tener que levantarse.
--Me encantaría.
Se quedan desnudos al lado del otro, compartiendo almohada. Mirándose.
--¿en qué piensas? –Sebastián muy cariñoso.
David le habla dulcemente.
--en que nunca había sido tan feliz. Tengo miedo de despertar y que todo haya sido un sueño.
Sebastián le sonríe cariñoso mientras le acaricia la mano. Se quedan dormidos mirándose a los ojos, así como están. Desnudos. No se cubren. Los dos guapísimos están muy cansados pero muy satisfechos de haberse conocido y sobretodo de haberse disfrutado de una manera tan intensa.


Cuando David abre los ojos, lo primero que hace es buscar con su mano el cuerpo del que se ha convertido en su amante almenos por esa noche. Se sobresalta al ver que no está.
--¿lo soñé? –se pregunta aterrado.
Se da cuenta que no, que no fue un sueño porque están en la habitación del hotel. Se levanta de la cama totalmente desnudo como ha dormido.
--¿Sebastián?
No oye nada y eso le preocupa.
--¿y si se fue?¿y si sólo fue un revolcón de una noche?
Eso le dolería. El torero le hizo sentir algo muy especial primero con sus fotos y ahora con su cuerpo, le dolería no volver a verlo. Ve a los pies de la cama la ropa del torero incluidos los calzoncillos. En ese momento se oye la ducha. Entra corriendo en el baño. Sebastián mojado aún es más atractivo. El torero se empieza a enjabonar. Siente las miradas ardientes del chico cuando se está tocando los genitales. Le guiña el ojo. David va hacia él, se miran con deseo y con cariño. La mirada del uno es una caricia para el otro.
--¿cómo has dormido? –Sebastián cariñoso.
--genial, estoy pasando las mejores horas de mi vida.
Sebastián sonríe satisfecho. Los dos frente a frente bajo la ducha se besan ardientemente, el fuego los consume. Bajo el agua desean hacer nuevamente el amor. Como sabe que David tiene poca experiencia y David no se lo pide, hacen el amor sin protección. Sebastián es el activo. Desean sentirse a pelo. Saben que recién se conocen y que no deben tener relaciones sexuales así como así sin usar preservativo pero se tienen demasiadas ganas para buscar uno. Salen de la ducha satisfechos y contentos. Se secan con la misma toalla. Al uno le encanta ver al otro secar su desnudo cuerpo, ver cómo se le mueven los genitales. Los dos se gustan mucho, se desean. Mientras es David el que se seca, Sebastián le va hablando.
--deberías llamar a tus padres, se preocuparán.
--Mi mamá murió.
--Lo siento.
--Ya lo he superado. No la conocí. Mi padre me da total libertad, lo único que quiere es que sus hijos seamos felices.
Sebastián lo escucha con mucho afecto.
--me alegro porque me gustaría que te quedaras conmigo. Mañana me voy a Sevilla y quiero aprovechar bien el tiempo, quiero conocerte. Podemos aprovechar este día que tenemos para estar juntos, para contarnos nuestras cosas, para hacer el amor.
Se miran pícaros.
--Me encantaría.
Sebastián le quita de las manos la toalla a David y se abrazan con fuerza. David está contento pero algo le preocupa.
--¿nos volveremos a ver?
Sebastián acaricia con cariño a David, lo nota muy enganchado a él y eso le gusta porque el torero siente lo mismo.
--¿tú me quieres volver a ver?
David hace que sí con la cabeza.
--pues te prometo que nos veremos siempre que pueda. Supongo que sabes que vivo en Sevilla y viajo mucho. Te vendré a buscar.
Sebastián lo invitaría a estar con él en una corrida aunque no lo vaya a ver a los ruedos pero prefiere no decir nada para evitar que David vuelva a sacar sus ideas antitaurinas.
--podemos estar conectados por el chat y quedar para vernos cuando pueda… si quieres.
--¡¡si, sí¡ --grita David entusiasmado.
Es lo que más quiere. Se acarician, se abrazan muy contentos. Sebastián está conmovido por la efusividad del chico. Se siente alagado. Van desnudos hacia la cama besándose y disfrutándose del otro. A ambos les suena las tripas.
--¿no tienes hambre? –Sebastián.
--bastante.
Ambos ríen. Estarían todo el rato practicando sexo pero se gustan de veras, quieren conocerse. El torero va hacia el teléfono.
--¿qué quieres?
--Lo mismo que tú.
David aprovecha a poner un sms a su padre mientras Sebastián hace el pedido.

Desayunan en la habitación, los dos con albornoz. Hablan de todo y de nada. De sus familias, de sus hobbies. David pone mala cara cuando Sebastián hace referencia a los toros y el torero enseguida cambia el tema y procura no volver a mencionarlos. No saben hacia dónde va esto que acaba de nacer entre ellos pero les hace muy felices y no quieren estropearlo. Como mínimo quieren que ese sea el fin de semana de sus vidas. Se levantan de la mesa y caen en la cama en donde hacer el amor. Se pasan el día en el hotel. A David no le interesa que lo vea nadie conocido y Sebastián prefiere que esto que tienen sea secreto. Van a la terraza, se quedan en la jacuzzi que tienen en la habitación. A veces dan un paseo por el hotel. Hablan, se besan y tienen todo el sexo que les apetece que es mucho. Pese a que no han salido del hotel, en la noche están rendidos. Se quedan dormidos el uno en brazos del otro. Desnudos pero en esta ocasión se cubren con las sábanas.
Amanecen juntos. A los dos les encanta abrir los ojos y encontrarse con la mirada del otro. Se dan los buenos días con un beso y hacen el amor. Los preservativos han quedado ya olvidados. Igual han hecho el amor tantas veces que se les hubiera acabado. Pasan la mayor parte del tiempo desnudos que a los dos es algo que les fascina. No es sólo sexo, se gustan. A ambos les pasan cosas con el otro y no pueden ocultar la fuerte atracción que sienten el uno hacia el otro. David abraza con fuerza a Sebastián.
--estoy viviendo un sueño, no quiero que esto acabe.
--lo volveremos a repetir pronto –dice Sebastián sonriente y cariñoso.
David, pero, teme que el sueño se desvanezca en cuanto salga de la habitación.

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