miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 21








David está descontrolado. No acepta el no de Sebastián. El torero lo ve tan mal que le da miedo que vaya a cometer alguna locura. Entonces, para calmarlo un poco y ganar tiempo, le da esperanzas. Piensa que es bueno hacerle creer que van a estar juntos hasta que se acostumbre a estar sin él.
--deja que lo piense y yo te busco.
David traga sus lágrimas y lo abraza feliz.
--¿nos vemos el viernes?
Sebastián acaricia a David con mucho cariño:
--No, este fin de semana no voy a poder.
David está contento. Piensa que su plan ha causado el efecto esperado. Ha hecho el amor con Sebastián y después de ese encuentro no puede pensar que su amado no quiera volver a verlo.
--Pues yo voy donde tú me digas.
Sebastián usa un tono protector.
--deja que yo haga las cosas a mi manera.
David se muestra sumiso como prueba de amor. Le quiere demostrar al torero que está dispuesto a ponerse a sus pies.
--está bien. Haré lo que tú digas.
A Sebastián le duele estar engañando a David pero no quiere estar con alguien que dependa tanto de él, que esté dispuesto a anularse con tal que no lo deje. Prefiere hacerse a un lado antes que sea demasiado tarde, antes que acaben haciéndose daño. Sebastián es cariñoso con él:
--venga, ahora vístete y vuelve a tu casa.
--¿no me puedo quedar contigo?
David pone cara de bueno para que al torero le sea difícil decir no pero lo hace:
--sé que no te gusta lo que hago, prefiero que cada uno tenga su espacio.
David se muestra sonriente, lo que le importa es que volverán a verse.
--está bien, me voy pero estaremos en contacto.
--sí, pero espera a que yo te llame. Es que voy a estar muy ocupado.
--está bien.
David da un beso a Sebastián muy enamorado. Es muy feliz.
--Te amo. Lo sabes ¿no?
Sebastián hace que sí con la cabeza emocionado y por dentro le pide perdón por estar engañándolo. Confía estar haciendo las cosas bien. El desnudo David agarra su ropa. Se viste contento. Hasta canturrea ante la atenta mirada del torero que fuerza una sonrisa cuando lo que tiene es ganas de llorar. Lo ve tan ilusionado que quisiera no alejarlo de su vida pero David odia el mundo del torero y tarde o temprano eso acabaría separándolos. David se abrocha los pantalones, ya vestido abraza a Sebastián.
--gracias por darme una oportunidad, gracias por hacerme tan feliz.
El torero tiene un nudo en la garganta. Fuerza una buena cara. David se va con una sonrisa, con la sensación de haber ganado una importante guerra. En cuanto se cierra la puerta de la habitación y el torero se queda solo, se derrumba. Cae en la cama llorando amargamente.







Mientras, Emilia está en el estudio en el que vive Rubén. Se ha quedado dormida. Él está duchándose. Se ve la ducha al fondo, sin cortinas. Sin nada que impida ver el cuerpo desnudo del guapísimo chico. Ella lo mira y suspira.
--es tan guapo.
Le encanta su trasero. Es de los mejores que ha visto. Él está de espaldas y a Emilia le enloquece ver como el jabón desliza por la espalda del guapísimo chico y baja por entre las nalgas. Emilia lo desea pero además siente que lo está amando. Se levanta de la cama. Su cuerpo desnudo se ve reflejado en el espejo del armario. Aún es pronto para que se le note el embarazo. Mira al guapísimo macho que está desnudo en la ducha, luego se mira de nuevo en el espejo.
--¿qué hago cuando se me empiece a notar? –dice para sí.
Se acerca a la ducha. Rubén sonríe. La mira seductor. Le hace gestos con la cabeza para que vaya con él. Ella lo abraza por la espalda. Se besan con ternura mientras él va bajando las manos de ella hasta la parte más sensible de él.

David llega a su casa en la noche. Como siempre entra por la puerta del servicio para no tener que rendir cuentas a nadie. Está muy feliz. Al entrar en su cuarto salta feliz.
--¡lo conseguí¡
Acaricia el poster de su amado. Ama a ese hombre y de nuevo tiene la ilusión de que se volverán a ver. El viaje ha sido breve pero intenso e igualmente agotador porque ha sido casi de ida y vuelta seguido. Se desnuda totalmente para darse una ducha. Justo en el momento en el que se saca los bóxers lanzándolos de una patada se abre la puerta. Entra el padre el muchacho. El chico se sofoca. Con una mano se tapa los genitales y con la otra señala la puerta.
--¡¡papá ¿¿podías llamar, no? ¡estoy en bolas¡
Emilio sonríe cariñoso:
--soy tu padre. Te he visto en bolas miles de veces.
--¡pero era un niño, ahora soy un hombre¡
Emilio le sonríe cariñoso. No lleva su sangre, no es su orgullo como su primogénito pero le emociona ver que ese niño que vio crecer se ha convertido en un hombre casi a su imagen y semejanza. David libera sus genitales. Se muestra desnudo ante su padre pero sólo unos segundos. Pronto le da la espalda para ponerse los calzoncillos. Emilio se sienta en la cama, David con él. El hombre le pone la mano en el mismo fraternalmente.
--¿van bien tus cosas?
--Sí, genial –dice sorprendido porque rara vez su padre se acerca a él.
--¿y no me vas a contar de tus salidas?¿de qué va todo esto? ¿con quien te ves?
Son muchas preguntas a la vez que el chico no tiene ganas de contestar. Se levanta.
--papá, nos has educado para que seamos libres. Nunca te hemos rendido cuentas de nuestros actos y no veo porque hacerlo ahora.
El hombre sonríe a su hijo:
--sólo me quería asegurar que estás bien.
--soy feliz, papá.
Emilio da un beso a su hijo en la frente y se va tranquilo. David echa el cerrojo de la puerta. De nuevo se baja el bóxers y todo desnudo va a la ducha. El agua lo relaja pero no se saca de sus pensamientos a Sebastián que es lo único que le importa.








Comienza un nuevo día, Emilio padre está en contacto con su detective para saber de Marc, para buscar el mejor momento de acercarse a él. Sabe que ha salido de su casa. El detective le va dando indicaciones de por donde camina. Emilio va hacia allá en su moto. Marc sale de una librería con una revista en la mano.
--¡vaya, que coincidencia¡ --dice Emilio fingiendo que el encuentro ha sido casual.
Marc lo mira con mala cara:
--¡parece que me estás siguiendo¡
Emilio se le ríe:
--¡que chistoso eres¡
Marc está serio. Emilio se da cuenta que la revista es especial en empleo así que es la oportunidad que está buscando.
--¿buscas trabajo?
Marc se muestra a la defensiva:
--¿te importa?
--ya Marc, no seas así conmigo. Sólo quiero ayudarte, intento ser tu amigo.
Marc pasa de largo, sigue caminando. Emilio a su lado.
--lo digo porque yo justo necesito gente, podrías trabajar conmigo. Te apuesto a que en esa empresa de mierda no te pagaban ni una cuarta parte de lo que yo te pagaría.
Marc se para. Mira a Emilio fijamente.
--¿hablas en serio?
--Sí, puedes venir a mi casa que es donde tengo mi despacho. Yo necesito un secretario pero te puedo buscar otra cosa.
Emilio se muestra ansioso y Marc se da cuenta que el hombre lo que pretende es que sea su amante más que su secretario. No quiere estar cerca de él.
--Gracias pero no. Ya encontraré otra cosa.
Emilio no se esperaba esa respuesta.. Se había hecho ilusiones de que Marc estaría cerca de él.
--Mira que ya no eres un crío, el trabajo está fatal y no te pagarán tanto.
--Me arriesgaré.
Marc sigue caminando. Emilio con él.
--¿es tu marido?¿tan celoso es?
Marc de nuevo se para. Lo mira.
--Mi marido sabe que lo amo, que el pasado está muerto.
--y entonces ¿porqué te molesta verme?
Marc se muestra enfadado:
--¡porqué te has acostumbrado a que con dinero se maneja a todo el mundo, te vendiste a una vieja millonaria y ahora por un empleo esperas que yo me convierta en tu amante¡
Emilio se hace el ofendido:
--¿¿cómo te atreves a pensar eso de mi?¡
--porque te conozco.
--¡yo sólo te quería ayudar¡
--¡pues gracias, no me hace falta¡
Los dos se han hablando a la defensiva. Marc se va. Emilio se queda herido, no esperaba el rechazo de Marc.
--¿¿pero este hombre que se ha creído?¡pues que se muera de hambre¡
Emilio se monta en su moto y vuela hacia su casa molesto. Lo primero que hace es sacarse toda la ropa y meterse en la ducha para que se le pase un poco el coraje.

Al enterarse que su padre está está en la casa, Emilio entra en la habitación con libertad.
--papá ¿puedo pasar?
--ya sabes que sí, hijo –dice desde la ducha.
Emilio se acerca a su padre.
--No te ha ido bien ¿verdad?
El padre apaga la ducha. Está furioso:
--¡¡ese muerto de hambre se atrevió a despreciar mi oferta¡ ¡dice que él no se vende como lo hice yo, que no se piensa acostar conmigo por un puesto de trabajo¡
El hijo sonríe:
--veo que te conoce bien tu ex novio.
El padre mira a su hijo molesto. Tira la toalla con la que se iba a secar al suelo.
--Voy a llamar a Rachid, procura que tus hermanos no se acerquen a esta ala.
El hijo se pone cachondo imaginándose a su maduro padre dominado por el joven árabe.
--¿y porqué no te lo llevas a un hotel?
Emilio padre se sienta desnudo en la cama. Agarra su móvil.
--porque esta es mi casa y si todo el mundo hace lo que se le da la gana no veo porque yo no.
Marca a Rachid. Emilio hijo mira a su padre con profundidad. Es un hombre muy atractivo con un cuerpazo impresionante pese a sus 50 años. Emilio hijo no se parece nada a él. Eso es algo que lo tiene mal, es el único feo de la familia, el único que salió a la madre que era el patito feo de su familia. Emilio siente celos de su padre. Si fuera como él o como David no le faltaría sexo con guapos pero en cambio él sólo encuentra a alguien guapo que se quiere acostar con él a cambio de dinero. Sólo alguien aún más feo que él se le entrega libremente.
--¡VEN AHORA MISMO¡ --exige Emilio padre a Rachid.
El hijo deja la habitación en ese momento. Oye a su padre alterado.
--¡No soy tu juguete sexual¡ --le dice Rachid.
--¡VEN AHORA O TE OLVIDAS DE MI¡
Y Emilio le cuelga. El hombre ha aprendido a ser poderoso y a que todos cumplan sus deseos. No acepta un no. Rachid disfruta mucho en la cama con ese hombre, sin olvidar el dinero que hay detrás de él.




Al cabo de un rato, Emilio hijo ve a Rachid entrar a escondidas en la casa, por la parte de atrás subiendo a la habitación de su amante por la piscina. Emilio ha escuchado los jadeos. Se ha excitado al imaginarse a Rachid desnudo fornicando con su padre pero nunca había llegado a más. En ese momento sube sigilosamente por las escaleras desde la piscina. La puerta de la terraza está cerrada pero la cortina no está corrida del todo. Ve a su padre de espaldas y a Rachid montándolo.
--¡que culo tiene¡ --Emilio jr.
Se toca. Está caliente. Ver el culo de Rachid es algo que le encanta. Rachid se da cuenta que Emilio lo está espiando y lo mira en una mezcla de amenaza y desprecio pero no dice nada y continua. Emilio se va corriendo sofocado.

Por su parte, David vive pendiente de los mensajes de Sebastián, de verlo en el chat pero el torero le contesta sus mensajes cada vez con más espacio de tiempo entre mensaje y mensaje, siempre tiene una excusa para no estar en el chat, que si ahora estoy en tal sitio y no hay internet, que si se me ha estropeado. Excusas para no verlo. Lo que quiere así es que David vaya asumiendo que él no está más y lo olvide pero David alimenta ese amor mirando las fotos del torero, masturbándose pensando en cuando hacían el amor y mirando las fotos de sus genitales desnudos. Vive pendiente del momento en el que se vuelvan a ver. Así pasan los días, las semanas. David se da cuenta que Sebastián se burló de él, que no lo volverá a ver. Llora por la traición. Sabe que una de las empleadas toma pastillas para dormir. Sigilosamente va hacia las dependencias de servicio y agarra el bote. Vuelve a su habitación. Se las toma con algunas latas de cerveza para que le pasen mejor. Se queda tumbado en su cama esperando tranquilo su final.







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