miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 50




David sufre un fuerte shock al encontrarse cara a cara con su gran amor muerto por el que ha llorado durante más de dos años. Por un momento cree que es producto de su imaginación. Se frota bien los ojos.
--No puede ser, no puede ser –balbucea nervioso.
Fer lo tiene agarrado del brazo:
--Me lo encontré por casualidad y también me quedé pálido pero está vivo ¡¡tu novio está vivo¡
A Fer le duele mucho el saber que su historia con David ha finalizado definitivamente y para siempre pero almenos se queda tranquilo porque ha hecho lo que debía y porque sabe que al fin David dejará de llorar y será feliz de nuevo con el hombre que más ha amado en su vida. Sebastián se acerca sonriendo. Sabe que David lo ama, que ha llorado, que ha sufrido por él. Sebastián lo tiene delante, su corazón late al fin lleno de vida. El amor que siente hacia David y que no recordaba es lo que le hacía sentir vacío pero ahora que de nuevo están juntos se siente lleno. Sebastián y David están a unos centímetros el uno del otro. Sebastián suspira enamorado. David no se atreve a tocarlo tiene miedo que se desvanezca. Llora.
--No, esto no puede ser.
Está aturdido. No sale de la impresión. David se ha sentido muerto en vida, se ha sentido amputado. Los dos últimos años de su vida es como si nunca hubieran existido porque su vida se paró el mismo día que creyó que se le había parado el corazón a su amado. No entiende nada.
--soy yo, cariño. Estoy vivo –le dice Sebastián con mucha dulzura.
Escuchar la voz del ex torero causan un gran impacto en David.
--¡¡no, no puede ser¡ ¡¡no puede ser¡ --sigue repitiendo.
El chico está muy alterado, muy impresionado. Lo ha pasado muy mal, nunca pensó que se pudiera sufrir de esa manera y ahora ese hombre por el que ha llorado está frente a él como si no hubiera pasado nada. Sebastián le pone las dos manos en las mejillas para que lo sienta, para que se dé cuenta que es real. Lo trata con mucho cariño.
--Mi amor, soy yo. Mi muerte fue una confusión.
Fer se da cuenta que su presencia ya no es necesaria y abandona el lugar con lágrimas en los ojos. Se va triste pero a la vez contento porque sabe que David estará bien. Ni David ni Sebastián se percatan de que Fer se ha ido ya que están muy ensimismados el uno con el otro. David agarra las manos de su amor convenciéndose al fin que es real. Besa sus manos.
--¡Estás vivo¡
--Sí, estoy vivo –dice Sebastián con una sonrisa.
David pone sus manos en las mejillas del ex torero. No puede creer que Sebastián esté junto a él.
--¿¿cómo es posible?¿dónde has estado durante todo este tiempo?
Sebastián acaricia con ternura a David.
--es una larga historia.
David lo abraza. Ambos se funden en un cálido abrazo.
--¡te lloré tanto¡
--lo sé y lo siento, yo tampoco lo he pasado bien.
Sebastián acaricia las lágrimas que deslizan por las mejillas de David.
--No quiero que llores.
David sonríe y acaricia las lágrimas que deslizan también por el rostro del guapísimo ex torero.
--tú tampoco.
Se besan, se besan entre lágrimas. Se besan con desesperación. Se aman y están juntos, ya no les importa nada más.
--¡te amo, te amo¡ --David.
--Yo también te amo. Me borraron los recuerdos. Me sentía vació, sabía que me faltaba algo y eras tú, eras tú.
--Yo estaba muerto sin ti, no podía vivir. No quería vivir si no estabas tú.
Se besan, se abrazan, se acarician. Están los dos juntos. Tienen tanto que aclarar pero están juntos y eso es lo único que cuenta para ellos. No se cansan de besarse, de abrazarse. Se miran con mucho cariño, con mucho amor.
--no entras ¿verdad? –pregunta Sebastián señalando el edificio en el que iba a entrar.
--No, ya no lo necesito. Me voy contigo. Ya no me pienso separar de ti.
Y se sonríen y se besan y se abrazan. Están felices. Se pierden entre las calles camino del hotel en donde ha pasado la noche Sebastián. No dejan de hacerse arrumacos, de demostrarse el amor que se tienen. Ese amor que permanece intacto desde ese día en el que el destino y la maldad de Marisol los separó. Ahora están de nuevo juntos, dispuestos a recuperar el tiempo perdido. Entre besos y palabras de amor, Sebastián le va hablando de su cautiverio, de cómo Marisol lo quiso anular.
--Yo sentía que algo iba mal, se me levantaba pero cuando estaba ella todo se venía abajo –dice mirándose pícaros y enamorados—Yo creía que era mi esposa pero no podía estar con ella. No podía ser de ella. Sólo tenía claro que había alguien en mi vida llamado David al que quise mucho.
--¿en serio? –David emocionado.
Sebastián hace que sí con la cabeza. Es un momento emotivo para ambos.
--Esa loca me dijo que era nuestro hijo, que murió, que…
David no lo deja seguir. Lo calla con un beso. Se han parado en mitad de la calle. David le pone a su amado la mano en la mejilla.
--ya no pienses en esa loca, ahora nunca más nos volverán a separar, nunca más nadie nos hará daño.


Y siguen caminando mientras se besan y se abrazan. Van entrando al hotel.
--y a todo esto¿qué hacías con Fer?
Sebastián sabe que Fer lo ha pasado muy mal y le da vergüenza haber dudado de él pero no le quiere mentir. A David le duele que saber que Sebastián haya desconfiado de él, que había estado cerca de él y no le había dicho nada. Se lo reprocha.
--¿te ibas a ir sin decirme nada??sin importarte mi dolor? ¡¡yo me quería morir¡
A Sebastián le duelen las lágrimas de su amado. Lo acaricia, le habla con mucho afecto.
--Ahora no te enfades conmigo. David, yo creía que eras feliz sin mi y lo entendí. No quería hacerte daño.
David se aparta de él dolido.
--Feliz sin ti?
Lo mira y le reprocha dolido:
--¡tú eres mi vida y lo sabías, sin tu no puedo vivir¡ ¡no te imaginas la de veces que quise morir¡¡¡me metieron una cámara en mi cuarto, no me dejaban encerrarme, tenía rejas ¡¡si no me habría matado¡
David llora angustiado. Sebastián acaricia y besa las lágrimas del chico. Es muy amoroso con él.
--Yo no quiero que llores por mi, nunca más.
David lo abraza llorando.
--¡pues dime que me amas¡
Sebastián le sonríe, lo acaricia muy cariñoso.
--¿otra vez?
David hace que sí con la cabeza. Mira al ex torero lloroso e inseguro. Sebastián mira a David fijamente. Le pone una vez más las manos en las mejillas:
--te amo, te amo.
David sigue llorando.
--¿y ahora porque lloras? –Sebastián sonriendo tierno y cariñoso.
--lloro de felicidad.
Se besan entre lágrimas mientras se desnudan y caen en la cama. Se saborean, se aman.
--un sueño, tiene que ser un sueño –jadea David..
--es un sueño pero del que jamás despertaremos –jadea Sebastián.
Se funden el uno en brazos del otro. Se aman con intensidad. Están ya desentrenados ambos y lo disfrutan dulcemente. Se quedan abrazados y desnudos el uno al lado del otro. Están felices. David no quiere dormir porque tiene miedo a despertar y descubrir que todo ha sido producto de su imaginación. Están los dos de lado. Con la cabeza en la misma almohada, mirándose. Se agarran de las manos. Sus cuerpos totalmente desnudos. Sebastián quiere convencer a David que es real, que están juntos y que no volverán a separarse.
--¿te quieres casar conmigo?
--¿hablas en serio? –David conmocionado.
Sebastián le besa la mano:
--Nunca he hablado tan en serio. No sé cuando podrá ser porque estoy muerto y…
David no quiere escuchar problemas, quiere disfrutar. Lo interrumpe para decir un eufórico:
--¡sí¡
Y se le tira encima. Se besan, ríen. Son felices. El móvil de David no ha dejado de sonar pero lo han ignorado porque están en su mundo.
--debe ser mi padre, seguramente ya debe saber que no fui a terapia y estará preocupado. Verás cuando sepa que estás vivo , ¡que nos vamos a casar¡
David abraza con fuerza al ex torero, tiene ganas de gritar al mundo que Sebastián no murió, que se van a casar pero Sebastián le pide prudencia, algo que a David no le apetece.
--Si vas y le cuentas a tu padre que estoy vivo va a creer que estás loco y yo quiero ir a hablar con mi familia antes que nada.
David se aferra al torso desnudo del extorero.
--No, no te pienso dejar ir.
Sebastián lo va acariciando mientras le dice sonríe dulcemente:
--tenía pensando que vinieras conmigo. Así conoces a mi familia, le contamos de lo nuestro.
David está entusiasmado.
--¡será como una luna de miel¡
Sebastián ha perdido su tren.
--tú ves a hablar con tu padre, dile que te vas con Fer para que no te haga preguntas, yo iré a la estación a cambiar mi billete y comprar otros para los para ya. Agarras cuatro cosas y me vienes a buscar.
Los dos están muy felices, tienen ganas de estar los dos juntos, de salir de la ciudad, de comenzar de nuevo. Aunque ninguno de los dos quiere pensar en ella, mientras se visten, David pregunta por Marisol:
--¿Qué habrá sido de ella?
--No sé, ni me importa.
Se miran, se abrochan los pantalones.
--hablaré con un abogado a ver lo que tengo que hacer para todo el papeleo legal. La voy a denunciar, no se volverá a acercar a nosotros.
Se suben la cremallera. Se besan. Bajan juntos. Sebastián paga y abandona el hotel. Usa el nombre que le inventó Marisol. Acompaña a David a un taxi. Se despiden con un beso. Se queda mirándose mientras el coche se aleja. Luego David se acomoda en el asiento, suspira.
--¿no puede ir más deprisa? –le pide al taxista.
Tiene ganas de llegar a casa, hacer su maleta y volver a los brazos de Sebastián. Por su lado, el ex torero se da cuenta que olvidó a Fer y como el hotel está en la calle en la que vive lo va a buscar. Le quiere dar las gracias por lo que ha hecho. Llama al timbre.
--sube.
--No, baja tú. Tengo prisa.
Fer baja. Tiene tiempo de ver como unos hombres armados bajando de una furgoneta blanca se llevan a Sebastián,.
--¡policía, policía¡
Fer hace fotos con su móvil pero uno de los hombres le pega un tiro en la frente. Cae en medio de la acera. Muerto. Se llevan el móvil que ha caído a sus pies y se va con Sebastián que no deja de gritar horrorizado hasta que lo golpean con un arma y pierde el conocimiento.




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