miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 27



Sebastián despierta a David temprano a la mañana siguiente de su primera noche en casa del torero porque tiene que entrenar.
--puedes venir conmigo.
David quiere estar a su lado aunque no le hace gracia lo que hace. Igual como aún no ha deshecho las maletas prefiere quedarse en casa para instalarse. Se despiden con un beso. David se queda en la casa feliz.

Como Emilia ha vivido el primer trimestre de su embarazo sin ningún tipo de control, Emilio padre lleva de inmediato a su hija para que le hagan su primera ecografía que certifica sus doce semanas de gestación. Emilio quiere todas las seguridades para su hija y el bebé. Habla de hacer una amniocentesis.
--Esto es para saber si mi hijo es subnormal ¿verdad? –pregunta la joven algo preocupada.
La doctora la tranquiliza:
--entre otras cosas pero ni al tener antecedentes familiares ni ser tu hijo supongo hijo de otro familiar…
Emilia ya no escucha nada más. Le da horror que el hecho de ser fruto de una relación entre primos pueda perjudicar la salud de su bebé. Espera haberse equivocado en los cálculos y que el padre de su hijo sea cualquier otro. Emilio no imaginaría que su hija se ha acostado con su primo. Eso lo descarta pero al no tener ninguno de los antecedentes del bebé por parte paterna, Emilio quiere que se le haga la mencionada prueba para evitar cualquier anomalía. Emilia está asustada pero no dice nada porque ya está el mal hecho y no quiere angustiar a su padre ni poner en un compromiso a su atractivo primo.


Mientras, en Sevilla, David espera a su amado con la comida en la mesa. No quiere ser una carga para él, quiere demostrarle que puede serle útil. Sebastián se sorprende al ver que su chico le ha preparado la comida.
--No sabía que cocinabas –dice cariñoso.
David está muy abrazado a su chico. Llenándolo de besos.
--En realidad no sé.
Los dos ríen.
--he querido hacer el esfuerzo por ti.
El torero se lo agradece con un nuevo beso. Se empieza a desnudar:
--Me ducho y comemos.
Sebastián se da una ducha rápida. David no se mete pero se queda a su lado.
--¿y qué me has preparado? –pregunta el torero mientras llena su cuerpo de jabón.
Con algo de vergüenza, David le dice:
--En realidad se me quemó. Pedí pizzas.
Sebastián se le ríe. Pese a estar lleno de jabón, abraza y besa a su amado.
--No importa. No te he traído para que seas mi sirvienta. Casi siempre comeremos fuera.
David está contento de que su amado torero no se haya enojado con él. Sebastián se aclara. David se seca con una toalla y se la tira al torero mientras apaga la ducha.
--Mira como me has puesto –dice David manchado de jabón.
Se miran con deseo. El torero se viste con una camiseta y unos bóxers. Van juntos a la mesa. Se les ve muy felices.







Cae la noche, David y Sebastián han pasado toda la tarde juntos pero no es hasta la noche que hacen el amor. Están entusiasmados. Sólo lo hacen una vez. Se duermen temprano porque al amanecer tienen que desplazarse ya que Sebastián torea. Al día siguiente, David acompaña al torero en los ruedos. Lo ayuda a prepararse pero no sale a la plaza. Escucha los aplausos, los olés. Le sabe mal que su amado esté matando a un animal pero por primera vez es más consciente que nunca de que el hombre que ama se juega la vida y que cualquier día le pueden decir que un toro lo ha matado. Por eso, cuando aparece Sebastián con un par de orejas del toro y pese a estar lleno de sangre lo abraza efusivamente porque en ese momento lo que más le importa es que su amado está vivo. Sebastián es feliz al sentir el calor, el apoyo de su amado. Igual se muestra frío, no responde a su efusividad. David desearía besarlo pero Sebastián le indica con la mirada que sea prudente, que nadie debe conocer su relación. Así que frustra sus ganas hasta que están los dos solos en la habitación del hotel. Es una habitación doble. A Sebastián le gusta que David, por amor, pueda olvidar que su traje esté manchado por la sangre de un toro que ha matado y que lo abrace y lo bese como si tal cosa. David sonríe pícaro:
--esto es lo mejor de las corridas... haz ahora tu mejor corrida –dice mientras le ayuda a sacarse el traje.
Cuando ya lo tiene desnudo, se arrodilla ante él. Le empieza a lamer el miembro viril. A David le gusta jugar con los dos significados del término corrida:
--¡quiero disfrutar de una de tus corridas, dame toda tu leche¡
Sebastián hace que se levante, lo empuja hacia la pared. Se pega a él, le hace sentir su verga. Se frota en el trasero de él. Los dos se desean, se aman. Sebastián lo va desnudando mientras lo chupa, lo acaricia. Ambos se disfrutan.

Días después… El tiempo se le ha hecho eterno a Emilia. Hubiera querido que los resultados de las pruebas a la que la han sometido salieran más rápidos para estar seguro que su bebé está bien pero su padre no entendería la urgencia si no le dice que el papá del bebé es su primo. La joven se derrumba al saber que el bebé que espera tiene el síndrome de down. A Emilio su hija le parece demasiado joven para ser madre de un bebé y más en esas circunstancias.
--hija, te tendrás que replantear lo del aborto. Lo mejor para tu hijo es que no nazca. Ahorrale sufrimiento a tu bebé.
A la chica le duele que su hijo esté pegando las consecuencias de sus actos, que esté enfermo por culpa de ella. Pide unos días para pensárselo. En uno de los siguientes controles se ve ya el sexo del bebé.
--¿qué es? –pregunta Emilia.
Emilio está al lado de su hija.
--Hija es mejor que no lo sepas. Si no va a nacer ¿para qué saberlo?
La doctora le dice que es una niña. Emilia mira esa pantalla en la que se ve a su hija dentro de ella. Es un ser vivo que está pagando las consecuencias de los actos de su madre. Emilia se siente muy culpable al saber que su bebé está enferma porque sus padres son primos pero lo que no le parece justo es que no nazca.
--Se llamará María –dice.
--piénsatelo bien, hija, no será fácil.
Pero Emilia ha decidido luchar por su hija:
--¡María nacerá¡
Emilia se lleva una mano al vientre y para sí le hace un juramento a su bebé. Le jura que vivirá para ella, que dejará de llevar una vida loca y que será sensata.
--Yo estoy a tu lado, hija. Puedes contar conmigo –le deja claro su padre.
Cuando Emilio hijo se entera de lo que ocurre con su sobrina está seguro de quien es el padre del bebé y le parece muy irresponsable por parte de su hermana traer al mundo al hijo de su primo pero prefiere no meterse, dejar a su hermana tranquila y no decirle nada ni a ella ni a su padre sobre lo que piensa.

Esa misma tarde, el padre llama a David para comunicarle lo que está pasando. Sebastián sale desnudo de la ducha. Se preocupa al ver a su pareja impresionado después de hablar por el móvil. Se le acerca y lo abraza por la espalda.
--¿qué te pasa, cariño?
David se gira y lo abraza:
--Mi hermana está embarazada…
Sebastián resopla y David continua:
--Mi sobrinita tiene el síndrome de down –dice entre lágrimas.
Sebastián besa las lágrimas de su amado:
--si quieres vamos a ver a tu hermana para que sepa que la apoyamos.
David hace que sí con la cabeza pero se aparta de él:
--tengo que hacer una llamada.
--te dejaré solo.
--No hace falta. No tengo secretos para ti.
Sebastián se viste mientras que David se sienta en la cama y llama por su móvil a Gianfranco. El chico se alegra al escuchar a su primo pero le sorprende su tono y su pregunta:
--supongo que te cuidabas cuando te tirabas a mi hermana ¿no?
--claro.
Pero es un claro nada convincente. David no puede evitar llorar. Le da rabia que por la irresponsabilidad de su primo ahora su hermana esté viviendo esa situación. Gianfranco no se atreve a preguntar qué pasa pero igual David se lo dice:
--Mi hermana está embarazada, primo.
Sebastián mira sorprendido a su amante. No conocía esa historia de los dos primos pero se sigue vistiendo y no dice nada.
--¡No es mío, ya hace cuatro meses que no la veo¡ --se defiende Gianfranco.
--¡es que ese es el tiempo de embarazo que tiene¡ --le reclama.
El hijo de Manuela se lleva las manos a la cabeza nervioso. Se hace un silencio incluso David piensa que le ha colgado pero no.
--¡Ese bebé no es mío¡
David se enfrenta a su primo.
--¡tiene el síndrome de down¡
Si tanto Emilia como Gianfranco tenían alguna duda sobre la paternidad de la bebita ese dato lo desvela. De nuevo se hace un silencio. Finalmente Gianfranco lo rompe:
--supongo que abortará.
--No, será niña y se llamará María. Vas a ser papá, tu hija nacerá.
Gianfranco no lo duda y cuelga. Luego empieza a dar patadas a la pared. Se siente demasiado joven como para tener un hijo y menos con síndrome de down. Prefiere hacer como si esa conversación nunca hubiera existido. David lo tiene claro, nunca más volverán a saber de Gianfranco. A David le decepciona la reacción de su primo pero lo adora y lo entiende. Sebastián abraza a su amado. Lo acaricia:
--¿qué vas a hacer?
David se reconforta en los brazos de su amado:
--Mi padre no debe saber nada de esto. Es cosa de mi hermana y si ella no quiere hablar ni tú ni yo hablaremos.
--Yo no pienso decir nada.
--Es que seguro que para mi padre sería un golpe duro saber que su nieta tiene el síndrome de down porque sus padres son primos.
David está muy triste pero los besos de su amado son su mayor consuelo.

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