miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 20









Emilia está deshecha. No sólo está embarazada sino que va a perder a Rubén.
--¿¿cómo se lo digo?¿qué va a pensar de mí?
Le preocupa quien pueda ser el padre de su hijo. Si el test es exacto fue sería de Gianfranco. Además que con los que estuvo poco antes que con él si usó preservativo y su primo casi nunca se lo quería poner. El chico siempre se venía fuera pero:
--¿y si alguna vez se le olvidó y no me di cuenta?
También recuerda cómo la última vez que estuvieron juntos hace 5 semanas le pasó algo al ponerse el preservativo:
--¿y si se le rompió y ahora espero un hijo suyo?
La sola idea de ser mamá le asusta pero es que además el padre de su hijo es su primo, fruto de encuentros furtivos y esporádicos. Sabe que su primo nunca sintió por ella nada más que no fuera sexo. Está aturdida, no tiene idea de cómo enfrentar la situación.


Al cabo de un rato, Emilia está desnuda en los brazos de Rubén. Sabe que lo va a perder en cuanto le diga que está embarazada y de otro. Es feliz en brazos de su chico guapo. Siente que estaba reconstruyendo su vida y ahora no sabe qué hacer. Son muchas cosas las que pasan por su mente, que si callar hasta que se le note, si decirle que es de él o incluso abortar. Apoya su cabeza en el torso de él. No sabe cómo asimilar que va a ser madre. Lo único que quiere es ser feliz, que las cosas sigan como hasta ahora, seguir con Rubén pero con una vida dentro de ella se le va a hacer difícil. Rubén acaricia la cabeza de ella muy cariñoso:
--¿estás bien?¿porqué tan triste?
Ella besa el torso de él.
--No me hagas caso. Estoy feliz
No se miran a los ojos. Él está tumbado en la cama muy relajado. Muy satisfecho. Emilia con la cabeza apoyada en el bello y desnudo torso de él que le acaricia la cabeza. Le habla con mucha ternura:
--No me gusta verte mal cuando acabamos de hacer el amor ¿es que no te ha gustado?
A Rubén le gusta mucho la chica pero sabe que tiene mucha más experiencia que él y le preocupa que él no la deje satisfecha. Ella lo mira, le pone las manos en las mejillas.
--no, no eres tú. Soy yo, tengo miedo a perderte.
Ella está sobre él, lo mira con desesperación. Él la acaricia sonriente.
--¿porqué me ibas a perder?
--porque nunca he tenido suerte en el amor, tengo miedo que tú me dejes.
Rubén la besa.
--Yo quiero estar contigo. No sé que rollos tengas con los otros, todo ha sido muy loco pero yo vengo de una relación difícil de muchos años, me gusta estar contigo. Creí que no iba a poder volver a confiar en una chica pero quiero intentarlo.
Rubén agarra un cigarro. Cuenta entre calada y calada que después de 3 años su novia, la única mujer que había conocido, lo dejó por otra chica.
--No sabes lo humillante que fue, me sentí fatal. Ellas paseando tomadas de la mano como si nada y yo señalado por todo el barrio. Decidí romper con todo, cambiar de ciudad y te conocí a ti.
Emilia se siente fatal. Rubén ha sufrido, se ha refugiado en ella y a ella le duele saber que también lo va a lastimar. Rubén se aparta del cigarro para besarla.






Por otro lado, David ha llegado a Sevilla, la ciudad de su amado. Está muy feliz. No sabe dónde está él pero paseando por esas calles se siente muy cerca de él. Se instala en un hotel, se da una buena ducha. Mientras el agua y el jabón cubren su cuerpo, el chico sonríe pensando en Sebastián. Se acerca a la cama desnudo mientras se va secando. Se tumba en la cama con sus bellezas al natural. Sonríe enamorado.
--la sorpresa que tendrá cuando me vea en la plaza.
En la mesita de noche tiene ya la entrada. Es lo único que sabe de él, que al día siguiente va a torear cerca de Sevilla. Irá a verlo torear. David está nervioso, para él es un sacrificio pero también una prueba de amor.

A la mañana siguiente, Marc ha recibido la noticia de su despido fulminante. Lleva poco tiempo trabajando en la empresa y tampoco le tienen que dar muchas explicaciones, que no ha pasado la prueba le dicen simplemente. La situación laboral del país es muy mala. Es difícil encontrar trabajo para alguien joven pues es peor para alguien de la edad de Marc. Está pensando en todo eso cuando se le aparece Emilio. Todo parece casual pero Emilio tiene controlados los movimientos de Marc através del detective que lo sigue:
--¡vaya, que casualidad¡
Marc lo que menos quiere es ver a Emilio:
--¡ahora no estoy de humor para ti¡
Marc iba a pasar de largo pero Emilio le agarra del brazo:
--Nos quisimos muchísimo, almenos podemos ser amigos.
A Marc no le gusta que Emilio insista.
--han pasado 30 años, ya no nos conocemos.
Marc deja a Emilio con la palabra en la boca. Emilio queda triste pero no se rinde. Está seguro que si es paciente todo saldrá bien.

Emilio hijo está muy ansioso. Haber visto a su guapo primo desnudo, conocer a Rubén le han revolucionado a las hormonas más que nunca. Está más cachondo de lo acostumbrado que ya es decir. Desea acostarse con Rubén y le da rabia saber que es su hermana la que se acuesta con él.










Esa misma tarde, David vive su primera vez. Es su primera corrida de toros. Está muy nervioso porque se juega mucho. También incómodo, fuera de lugar. Lleva gafas oscuras, tiene miedo que alguien lo reconozca. Está traicionando a sus principios pero siente que por Sebastián merece la pena. Se le ilumina el rostro al verlo entrar tan guapo como su traje. Está muy sexy pero no le gusta ver al hombre que ama torturando y matando a un animal. No puede ocultar la cara de rabia, de enojo. Tiene que hacer un gran esfuerzo para controlar sus impulsos y protestar, atacar al torero que es su amor. Sabe que le va a costar más de lo que pensó fingir que le gusta el toreo. Ve a Sebastián lleno de sangre, matando a un animal brutalmente y siente que lo odia.
--tal vez Sebastián tenga razón y lo mejor sea separarnos –dice para sí con lágrimas en los ojos—nuestros mundos son demasiado diferentes, irreconciliables.
A Sebastián le ha costado tomar la decisión de dejar a David pero una vez la ha tomado no se quiere echar para atrás. David sabe que nunca aceptará que Sebastián se dedique a matar animales y menos por diversión y que será prácticamente imposible que su relación pueda prosperar pero ya que está ahí pues no quiere echar marcha atrás. Ama a ese hombre que luce con orgullo esas dos orejas que le ha cortado al pobre toro. David prefiere no pensar en el futuro y luchar por su presente.
El torero sale de la plaza a hombros. Se dirige al auto. No se ha cambiado. Alguien le toca la espalda.
--hola.
Esa voz le hace temblar. Le estremece pero también le pone nervioso. Se gira:
--¿Qué haces aquí?
El torero está muy nervioso, tiene miedo que David le quiera hacer un escándalo que destruya su carrera. Muy nervioso le agarra del brazo y lo entra en el coche. Los dos solos en la parte de atrás.
--¿has visto la corrida? –pregunta el torero sorprendido.
David sonríe cariñoso y dice:
--quería saber que se siente al ver una corrida y ahora te entiendo y apoyo lo que haces.
Sebastián es eso lo que no quiere, no quiere a su lado a una persona que se vea obligado a mentir para estar con él.
--¡no seas mentiroso¡ --dice regañón.
David se desespera:
--¿¿¡qué tengo que hacer para que me perdones? ¡Dame una oportunidad para que podamos ser felices¡¡
Sebastián acaricia las lágrimas de David:
--¿no te das cuenta que no quiero que cambies? –le dice afectuoso.
--¿y entonces?
David mira a Sebastián como un animal herido y el torero ya no puede más. El torero sube por los asientos y toma el control del coche. Conduce a gran velocidad para que David no se siente a su lado y tampoco tener que hablar con él. No para hasta llegar al hotel en el que se ha alojado el torero. Se aman demasiado. En la habitación se besan entrelágrimas y hacen el amor. Para los dos es como un bálsamo. Ambos lo necesitaban. Caen el uno al lado del otro conmocionados. Después de creer que nunca más estarían juntos les ha gustado saborear el cuerpo del otro. David está muy contento:
--ya no me vas a dejar ¿verdad? Yo puedo seguirte a todas las plazas, me gusta verte torear.
A Sebastián le duele hacerle ese daño pero se levanta totalmente desnudo.
--No, no nos volveremos a ver, no me vuelvas a buscar.
Sebastián se viste con prisa (con ropa de calle). David no se esperaba eso, se muestra desesperado:
--¡hemos hecho el amor, te he dicho que estoy dispuesto a todo¡ ¿¡qué más quieres?¡
--Es que no quiero que te arrastres. No debes hacerlo ni por mi ni por nadie –cariñoso.
David llora roto de dolor.
--¿¿y qué mierda quieres?¡¡
Sebastián se acaba de vestir. Va hacia la puerta. David está desesperado.
--¿¿¡es que quieres que me mate?¡
--¡no me hagas chantaje emocional, eso sí que no¡ --regañón.
David cae de rodillas al suelo. Llora deshecho por dentro. Sebastián odia dejarlo así pero cree que es lo mejor.





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