miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 17



David llega a su casa luego de pasar tres días intensos con su amado torero. Se siente extraño al entrar en su habitación, ver ese poster en la puerta de su armario, saber que ese hombre es su amante pero en cambio están separados. Se queda mirando esos genitales. Le impresionó mucho la primera vez que vio esa foto y en cambio ahora le son tan familiares. Conoce esa zona en todo su esplendor, al detalle. La ha disfrutado y ¡¡cómo le han hecho disfrutar¡ Gianfranco irrumpe en la habitación:
--¡primo, qué bueno que llegaste¡
El hijo de Manuela se sorprende al ver a su primo embobado mirando la foto del torero.
--¿te pasa algo?
--No, no.
David se pone nervioso. Gianfranco sabe que tiene un secreto pero no puede imaginar que tenga alguna relación con ese poster y menos que sea el torero que está mostrando sus genitales.
--¿qué hacías mirando esa foto?
--No, nada ¿es que tú no tienes posters en tu habitación?
--buf, claro de tías en bolas. Un montón.
--bueno pues como yo soy gay pues tengo la foto de un tío en bolas.
David está algo nervioso pero Gianfranco se muestra cariñoso y simpático:
--si pero tener la foto de un torero precisamente tú…
--bueno por una vez que el torero hace algo bien.
Gianfranco ríe y David se relaja.
--ya te vale, por una vez que vengo dejarme solo.
--Es que era muy importante –David.
--sí, me imagino que para que hayas dejado a tu novio de siempre tiene que ser alguien muy especial ¿porqué lo ocultas?
--es que él no ha salido del armario.
--¿pero todo va bien?
La pregunta no es muy necesaria viendo la carita de enamorado de David. Éste no tiene muchas ganas que su primo le pida detalles de su romance. David lo que quiere es aprovechar que su primo está en la casa para distraerse e igualmente Gianfranco no quiere charlar, quiere jugar a la consola.
--mañana me voy. Tenemos que echar una buena partida.
--a ver si tu madre te deja quedarte más tiempo.
--ahora no puedo pero en verano como ya soy mayor de edad diga lo que diga mi madre si el tío quiere paso todo el verano aquí.
--¡sería genial¡
Los dos primos se llevan fenomenal. Juegan, compiten y el tiempo se les pasa volando. Se les hace el amanecer. Se acaban quedando dormidos juntos. El uno encima del otro. Los dos en bóxers. Emilia se acaba quedando dormida. Se ha pasado toda la noche esperándolo. Es la primera vez desde que el chico llegó que no se acuestan juntos. Emilia no se quería enganchar a un hombre pero se sentía muy bien con su primo. No le gusta sentirse utilizada pero en los brazos de Gianfranco se siente viva. Se ha quedado con ganas de ir a buscarlo ella misma. Así que a la mañana siguiente, ella sale de su cuarto. No es algo que haga mucho. Entra en la habitación de invitados. Gianfranco está de espaldas preparando su maleta. Ella lo mira con deseo. Tose.
--ayer no me viniste a buscar.
El chico se gira, se muestra seductor.
--es que me pasé toda la noche jugando con tu hermano. Nos teníamos que hacer la despedida.
A la chica le duele que no hubiera preferido pasar su última noche con ella. Como mínimo pasarán meses antes que se vuelven a ver. Se ha sentido muy a gusto con su primo. Con él se ha olvidado un poco su tristeza y le hubiera gustado que se quedara más tiempo. Se muestra más tímida de lo que siempre había acostumbrado.
--¿y tú y yo no vamos a tener nuestra despedida?
Ella no quiere ser hipócrita, quiere acostarse con él. Lo mira provocativa. Él sonríe pícaro. Mira el reloj.
--tengo un poco de prisa pero vale.
Ella suspira.
--Eres tan guapo, tan tierno. Eres lindo ¿sabes?
Él sonríe orgulloso. Ella lo besa. En seguida se arrodilla ante él. El chico le acaricia los cabellos mientras ella le practica una buena mamada. Lo suficiente para que a él se le ponga dura. Con los pantalones puestos pero desabrochados, Gianfranco invita a la joven a que se sienta sobre él. Ella le pasa un condón.
--así no te tendrás que venir fuera y no mancharás nada.
Ella se baja las bragas mientras él se pone el preservativo. Por las prisas se le desgarra.
--¡mierda¡ --dice.
--¿pasa algo? –pregunta ella que no se ha dado cuenta de la rotura.
--No, no. Nada –dice él sentando sobre sus piernas a su prima.
Es un polvo rápido. A ella le sabe a poco pero él queda bien satisfecho. Él tira el condón por el wáter de prisa para evitar que ella se dé cuenta que ha sido como hacerlo sin protección pues Gianfranco se da cuenta que apenas ha quedado semen en él. Se abrocha los pantalones. Sigue con su maleta, a ella la ignora. Ella espera un gesto amable pero una vez que él ha descargado pierde totalmente el interés en su prima. Ella se va triste. Él no se da cuenta y ni se despide de ella. David es muy cariñoso con él. Se besan fraternalmente. Entonces, Emilio (pero muy cachondo) también lo besa cerca del labio. Arde. Lo toca, lo desea. Vibra al recordar el cuerpo desnudo del chico. Es una imagen que no se le va a olvidar en la vida. Emilia lo ve irse por la ventana de su cuarto. Tiene la esperanza que él se gire para saludarla pero él se va sin preocuparse de ella pero habiéndose divertido todo lo que ha querido. Ella se queda triste. El chico le gusta aunque reconoce que la mayor parte del encanto está en lo prohibido, en que sean primos y en el misterio de la esporadicidad, el no saber cuándo lo volverá a ver.






Esa misma tarde, Emilio junior va a la biblioteca. Hace días que no se mueve de la casa. Tiene ganas de ver una buena verga. Ver a su primo le ha producido mucha ansiedad. Incluso se le pasa por la cabeza la idea de pagar a alguien pero tampoco le vale cualquiera. Si algún guapo de la biblioteca se lo propusiera lo haría con tal de echar un buen polvo. Justo delante de él, mirando unos libros, se encuentra con un buen candidato. Pagaría lo que fuera por acostarse con él. Es un rubio muy guapo. De 20 años.
--pedazo de macizo… nunca había visto un macho así –piensa Emilio excitado.
Lo que tiene justo delante de él es una auténtica maravilla de la naturaleza. Un rubiazo guapísimo. Pectorales bien marcados. Depilado. Camiseta sin mangas. Buenos brazos tatuados.
--¡es un rubio precioso¡ --piensa.
Emilio se pone detrás de él como si estuviera mirando libros. Tiene ese culazo a tocar de su mano y se le pone muy dura. Se le ven un poco los calzoncillos, grises. Emilio lo violaría en ese mismo instante. ¡¡y VA AL LAVABO¡ Emilio no puede creer su suerte. Lo sigue. Su culo es pequeño pero muy redondito. Emilio se pone a su lado. Está cachondo al verlo así. Emilio está dispuesto a ofrecerle un cheque en blanco por una noche de sexo, por eso lo mira con descaro. Le gustaría que le dijera algo para ofrecerle dinero pero el rubio no le hace ni caso. Está muy separado pero la tiene muy agarrada y sólo se le ve cuando se la sacude. Pequeñita, de apenas 5 centímetros y dos de grosor. El rubio se va dejando a Emilio cachondo. Le hubiera gustado llevar al rubio a uno de los wáters para que le hiciera lo que quisiera pero se conforma con masturbarse en el mismo urinario en el que ha estado la verga del rubio.

1 mes después…
Emilia está en el jardín de la casa. Se le acerca este mismo rubio hasta la reja. A ella la deslumbra. Le parece guapísimo.
--¿tienes un mechero ahí?
No sabe a qué se refiere con lo de ahí pero está seducida.
--yo te doy fuego pero tú me tienes que dar algo a cambio –dice coqueta.
Él le guiña el ojo.
--te doy lo que quieras.
El chico le gusta mucho y se desate. Lo mira lascivamente y dice:
--que me llenes de tu leche.
Al chico le sorprende. No esperaba el descaro de ella. Está muy sexy con el cigarro en la boca. Emilia no le enciende el cigarro pero el fuego los consume a ambos. El chico decide que su cigarro puede esperar. Ella se lo lleva a una de las habitaciones del servicio que está más cerca del jardín y alejadas de la casa. En esas horas no se usan. Es un polvo rápido. Lo justo para que él se quede satisfecho. A ella le encanta el chico y es feliz por tenerlo desnudo sobre ella. Él se viene en la cara de ella ya que no tiene preservativo. Él se queda satisfecho por el polvo y además se fuma su cigarro.
--Por cierto, me llamo Rubén –le dice entre calada y calada.
El chico apenas lleva unos días en la ciudad y está encantado con lo bien que se ha integrado. Ella está feliz con el chico.
--Me gustaría volver a verte.
Y él encantado de que se vuelvan a ver si ella lo desea. Emilia tiene ganas de volver a salir con un chico pero ninguno de los dos especifica que relación vayan a tener.



Por otro lado, David y Sebastián han vivido uno de sus semanales encuentros. Están los dos desnudos disfrutando de dos días sólo para ellos. Están en la cama viendo las noticias. En el informativo dan la noticia de que en una corrida, un toro ha saltado a las gradas hiriendo a varias personas. La noticia a ambos les ha tomado de sorpresa porque siempre evitan el tema de los toros. A Sebastián le preocupa mucho la gente.
--pobre gente.
Pero no así a David.
--si la gente disfruta viendo como se tortura a un animal pues saben a lo que se arriesgan.
Sebastián salta de la cama. Va desnudo.
--¿¡es que no tienes sentimientos?¡
David se levanta, desnudo igualmente. Está también muy alterado.
--¡él asesino eres tú, no yo¡
Sebastián se golpea los puños, le da rabia el comentario. En la tele se ve como el animal es capturado. Lo matan brutalmente y exhiben su cabeza como un trofeo. David está indignado.
--¡y es que encima actúan como si el pobre toro se lo mereciera, él no tiene la culpa de nada¡ ¡¡SOIS UNOS SALVAJES¡¡
Sebastián se va golpeando los puños. No quiere discutir con David pero le da rabia lo que dice:
--¿has acabado?
No, no ha acabado.
--¡lo que hacéis, lo que haces es repugnante¡ ¡¡os tendrían que meter a todos los toreros desnudos en la plaza para que alguien os cortara el rabo a ver si os gusta¡
David es muy agresivo. Ataca duramente a Sebastián que se siente herido:
--¿porqué siempre tenemos que discutir por esto?
David lo mira desafiante.
--¡porque eres un asesino¡
Sebastián se empieza a vestir:
--¡esto no funciona, será mejor dejar las cosas así¡
David reacciona al ver que su amado hace la maleta.
--¿Qué es esto?
--Me voy, se acabó para siempre. No te quiero volver a ver.
Esto es un duro golpe para David.

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