miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 19




David está desnudo sobre la barandilla del balcón. En esa habitación en la que en ese mismo instante tendría que estar siendo feliz con Sebastián. Lo han dejado subir para que se vista y se vaya pero después de lo feliz que ha sido no quiere seguir viviendo sin el torero. Extiende los brazos en cruz y se va hacia delante. La calle está a sus pies.

Emilia, en la cocina de la casa, se lava la cara. Luego se acerca a su novio. Rubén trata de dar conversa a Emilio pero le es dífícil porque el hombre está demasiado ansioso. Además que Emilio no quiere hablar con él, lo que quiere es tirárselo. Rubén agradece la llegada de su chica, se despide de Emilio con amabilidad.
--nos iremos viendo.
Rubén le da la mano y le toca el codo. Se muestra cariñoso. Emilio los ve irse abrazados. Le mira el culo, está enamorado de su culo. Es la parte del chico que más le gusta. Nunca había odiado tanto a su hermana como en ese momento que sabe que va a acostarse con el chico que le ha vuelto loco. Emilia se aferra al cuerpo de su novio y se olvida de lo que le preocupa.






El desnudo David se queda un buen rato en la barandilla del balcón con la intención de tirarse. Llora pensando en los buenos momentos que ha compartido con el torero. La gente se va agrupando a los pies del hotel.
--¡es el chico aquel¡ …¡¡no te tires, no seas loco¡ --van diciendo.
David oye que entran en su habitación los mismos de seguridad que no lo han retenido en recepción. David ni se inmuta. Entre dos hombros lo bajan y lo van entrando. David piensa en Sebastián. Si se hubiera tirado sí se rompería para siempre su historia, ahora tiene la esperanza que el guapísimo torero recapacite y al siguiente fin de semana lo cite de nuevo.
--No se preocupen –les dice a los hombres que no lo quieren soltar—ya me voy. Disculpen las molestias.
David está triste pero tranquilo. Los guardias de seguridad no le sacan los ojos de encima mientras se viste y lo acompañan hasta la salida. Lo ven irse aliviados y confiando en que no vuelva. David se siente fatal. Siempre se ha sentido muy triste al dejar el hotel pero ahora es peor porque es antes de tiempo. Ha pasado toda la semana deseando que llegara el momento de su encuentro con Sebastián y ha finalizado de la peor manera posible.



De nuevo en la casa familiar, Emilio hijo entra bien cachondo por su encuentro con Rubén. Le encanta el chico que se acuesta con su hermana. Le excita conocer su secreto más íntimo. El padre está en el despacho revisando unos papeles. Ve a su hijo bien revolucionado y lo llama.
--¿y ahora tú¿Qué tienes?
Entra en el despacho de su padre.
--¿qué haces? –pregunta para evitar que sea su padre el que pregunte.
--revisando un nuevo negocio.
El hijo se da cuenta que su padre está revisando un contrato laboral, es el de Marc.
--supongo que será una coincidencia ¿no?
Emilio padre sonríe travieso y dice:
--he comprado la empresa en la que trabaja Marc. Mañana lo voy a despedir.
--¿¿qué?¿¡cómo vas a hacer eso?¡ --dice Emilio hijo escandalizado.
--tranquilo, yo le ofreceré un trabajo mejor, con más sueldo. Ganará mucho dinero.
--si pero es muy sucio –le reprocha.
El padre se levanta sonriente, pone su mano en el hombro de su hijo:
--voy a luchar con todas mis armas para volver a enamorarlo ¿no harías tú lo mismo?
Emilio hijo se ha conformado en ir viendo pasar la vida sin hacer nada para lograr lo que quiere. Igual entiende a su padre y lo apoya pero no cree que así vaya a lograr nada.
--¿qué crees que piense Marc de tus trucos para enamorarlo?
Emilio padre sonríe ilusionado seguro que su plan saldrá bien:
--Marc me amó mucho, yo sé que no me ha podido olvidar. Estando cerca de mí pues lograré que reconozca que me ama.
--sí pero sí se entera de cómo lo has logrado…
Emilio hijo está preocupado, no quiere que su padre sufra un desengaño.
--No tiene porque saberlo si tú no le dices.
--yo nunca te traicionaría.
--lo sé –dice el padre muy sonriente.
Emilio padre sigue hablando:
--Marc va a ser mi hombre de confianza. Me tendrá que ver todos los días, trabajar codo con codo y ya sabes lo que dice, el roce hace el cariño.
El padre está ilusionado. Al hijo le gustaría tener una ilusión como la de su padre pero él lo único que siente son unos grandes deseos de acostarse con el nuevo novio de su hermana.





Al cabo de un rato, David vuelve a su casa. Entra por la cocina porque no quiere tener que dar explicaciones. Entra en su habitación y lo primero que ve es a Sebastián mirándolo desde el poster que tiene pegado en la puerta de su armario. Se derrumba, llora. Acaricia tantos recuerdos de ese bonito sueño que ahora se ha convertido en una dura pesadilla. Se tumba en la cama. Se abraza a su almohada pensando en su amado torero. Luego empieza a mirar todas las fotos que tiene de él, de los dos en su móvil. Lo ama demasiado y no quiere ni puede aceptar que lo ha perdido para siempre.
--¡y todo por el maldito toreo¡
Siente mucha rabia. Odia más que nunca ese mundo que tanto ama su amado y que es lo que lo separa de él. Le da rabia pensar que si no hubieran visto esa noticia estarían felices el uno en brazos del otro.
--¿porqué tiene que ser torero y no basurero?¡
Siente desprecio y asco por aquello a lo que su chico llama arte pero está dispuesto a fingir hasta que le gustan los toros si eso le sirve para estar con Sebastián. Le pone un sms: “te echo de menos, por favor esto que tenemos es muy especial. No me hagas este gran daño. Sería como matarme”. Manda el mensaje y espera en la cama confiando que cause efecto.


Sebastián recibe el mensaje en el tren (es más lento pero no quiere llegar antes a su casa) rumbo a Sevilla. Llora al leerlo. Piensa en las cosas bonitas que han vivido. Le suena el móvil. No mira quien es. Contesta seguro que es David. Le ha dolido la manera en la que lo ha dejado en el hotel y quiere estar seguro que está bien. Su rostro se le desencaja cuando un empleado del hotel le cuenta que David se ha querido matar. Sebastián quisiera parar el tren y correr a buscar a David para asegurarse que está bien. David se emociona al ver que su amado lo llama. Está feliz. Le descuelga diciendo:
--¡Mi amor, que bueno que me llamas¡
David está muy ilusionado. Necesita escuchar la voz del torero. Sebastián se muestra preocupado y regañón:
--Me han llamado del hotel ¿¡qué locura ibas a hacer?¡
--ya no me grites, tenía muchas ganas de hablar contigo.
A Sebastián le da terror pensar en que David podría estar muerto.
--¿Por qué has hecho esto?
--sin ti me muero.
David llora, Sebastián está muy conmovido pero piensa que ha hecho un gran daño a David metiéndolo en su vida y que lo mejor es no volver a dejarlo entrar para evitar hacerle más daño. Le habla muy regañón:
--nada es más importante que la vida de uno y menos yo.
David habla desde el gran amor que siente por el torero:
--para mí no hay nada más importante que tú.
--pero tú odias lo que yo soy, siempre nos íbamos a pelear.
David detesta cada vez más el mundo de los toros.
--¡si es necesario me hago torero¡ ¡¡lo que sea por ti¡
David está dispuesto a humillarse, a hacer lo que sea por Sebastián pero como el torero sabe que para David apoyarlo en su profesión sería humillante le dice:
--Lo siento, no me interesa estar en serio con alguien con el que no puedo compartir lo que más me gusta.
--¡yo lo haré¡ --David desesperado.
--pero a la fuerza no me vale.
David le va suplicando:
--si me quieres un poquito no me saques de tu vida.
A Sebastián le cuesta decir no pero es que ve a David demasiado obsesionado con él y eso le preocupa.
--espero que no hagas ninguna locura porque al final tú serás el único que pierda.
David llora pero se muestra tranquilo:
--No me mataré, sería perderte definitivamente. Prefiero vivir con la ilusión que te recuperaré pero piensa que hasta que no vuelvas a mí será como si no estuviese vivo.
A Sebastián le cuesta hablar por las lágrimas:
--No me vuelvas a llamar. Es lo mejor.
Sebastián cuelga y llora. David también tiene muchas ganas de llorar pero ni se va a matar ni se va a quedar llorando. Va a luchar por el hombre que ama. Se levanta de la cama diciendo.
--¡le voy a demostrar que yo le puedo dar todo lo que necesita¡
Le da horror traicionar sus principios, meterse en el mundo de Sebastián pero no lo quiere perder. Busca cuando va a ser la próxima corrida del torero. Agarra su tarjeta de crédito y se dispone a preparar una sorpresa al torero.

A primera hora de la mañana, David abandona la casa con una bolsa de viaje. Es un momento decisivo para él. Emilia, por su parte, también vive su momento decisivo. Se ha comprado un test de embarazo que no deja lugar a dudas. Está embarazada. La chica, en la intimidad de su dormitorio, llora destrozada.
--¿¿cómo ha podido pasar si siempre me cuidé? ¿es que la abstinencia es el único método fiable?
Está muy ilusionada con Rubén y la noticia no sería tan dura si él fuera el padre pero es que el test también le indica que está de 4-5 semanas cuando apenas hace una semana que lo conoce.

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