miércoles, 26 de enero de 2011

Capitulo 29



Emilio padre entra en la habitación en la que está Marc con ropa para él. Entra sin llamar. Marc está en la ducha. Por los cristales de la mampara, Emilio ve la desnudez del hombre y eso le encanta. Marc ha perdido belleza pero le gusta y está feliz de tenerlo en su casa, de tenerlo desnudo. Marc llora bajo la ducha lleno de angustia y Emilio siente culpa. Deja la ropa en una silla y se va sin ser visto.

Marc sale desnudo de la ducha secándose con la toalla. La tira al piso. Va hacia la ventana. Está muy triste. Es viudo desde hace apenas un par de horas, vive en la casa del hombre que más daño le ha hecho en la vida. Emilio abandonó a Marc por ese dinero con el que ahora Emilio lo está ayudando. Si Emilio no fuera millonario Marc no sabría que sería de su vida y no le importa tanto por él sino por su joven sobrino. Lucas sólo lo tiene a él y Marc le prometió a su hermano que no le faltaría de nada, que lo cuidaría como si fuera su hijo. Marc sabe que junto a Emilio Lucas va a tener todo lo que necesita y más. Marc se tumba en la cama. Se siente incómodo pero no quiere ser egoísta. Piensa en su sobrino. Emilio llama a la puerta de la habitación. Marc no tiene ganas de ver a nadie y menos a Emilio pero es el dueño de la casa y no puede ser descortés con él. Se mete en la cama para tapar su desnudez.
--pasa.
Emilio entra con una bandeja.
--te traje algo de comida.
Marc habla muy triste.
--No tengo hambre.
--debes comer algo.
Marc se muestra frío pero Emilio es cariñoso. Quisiera sentarse en la cama con él pero no lo hace para no molestarlo. Está feliz de tenerlo en su casa pero le duele que esté tan triste y ni piensa en la posibilidad de seducirlo. Lo único que quiere es que esté bien, que almenos todo el dinero que tiene sirva para ayudar al amor de su vida en su peor momento. Mantiene la distancia porque no quiere que el hombre se sienta acosado y se aleje de él para siempre. Emilio no quiere que Marc pase necesidades pudiendo tenerlo todo en su casa aunque sea como invitado y no como su pareja que es lo que le gustaría a Emilio. Emilio deja la bandeja en la mesita de noche.
--te lo dejo aquí por si tienes hambre.
Marc no dice nada. Emilio quisiera abrazarlo, consolarlo pero Marc está inconsolable y lo que menos le apetece es que sea Emilio quien lo consuele.

Por su lado, Emilio hijo está feliz. Lucas es muy guapo. Le gusta su compañía, haberlo visto desnudo. Después de haber recorrido la casa, los dos nuevos amigos están en el salón. Lucas mira por la ventana. Se siente en el paraíso. Le encanta el lugar en el que está y eso le hace sentir culpable porque su presencia en la casa se debe a que lo han perdido todo. Mientras esperan la cena, Emilio le sirve una copa. Se acerca a él. Resopla, le encanta el culo del chico. Lo mira con cara de cachondo. Se queda a su lado. Podría darse el gusto de tocar ese culo pero Lucas ya le ha permitido gozar bastante de su cuerpo y tampoco es cuestión de abusar. Emilio padre se acerca a los chicos. Al hijo le fastidia la presencia del padre porque le ha encantado tener a Lucas sólo para él. Emilio padre se muestra paternal. Lo abraza por los hombros.
--¿cómo te sientes en esta casa?¿ya te has instalado?
--Esto es demasiado –dice el chico con culpa.
Emilio padre es muy cariñoso con el sobrino de su amado:
--hoy has vivido un infierno, te mereces todo esto y más. Yo quiero que no te preocupes de nada y que todo lo que necesites me lo pides a mi o a mi hijo.
Emilio hijo está encantado de obedecer a su padre. El chico les agradece a los dos todo su apoyo y su afecto. Ha sido un día de muchos nervios y mucha tensión, lo que más le relajaría sería acostarse con la hija del dueño de la casa. Por la manera en la que lo ha mirado la chica sabe que no le es indiferente así que, no sabe si tendrá suerte esa noche (no cree que sea tan faciliona) pero está seguro que no tardará en caer. Se da cuenta que, escondida tras la puerta, Emilia lo está mirando. Entonces, para que ella lo oiga, para ponerla cachonda, Lucas dice mirando por la ventana:
--¡qué piscina¡
--te puedes bañar cuando quieras –dicen los dos Emilios a la vez.
El padre lo que quiere es que el chico esté feliz porque así Marc no se atreverá a alejarse y el hijo lo que más desea es tener a Lucas siempre cerca de él lo más sin ropa posible.
--siempre he deseado bañarme en bolas por la noche. Debe ser alucinante –Lucas.
Emilio jr está bien cachondo. Se imagina a él y a Lucas bañándose desnudos en la piscina y se pone enfermo.
--pues aquí estás en tu casa puedes hacer lo que se te dé la gana –se apresura a decir Emilio hijo sabiendo que su padre nunca le lleva la contraria.
--gracias –dice el chico—pero será más adelante a mi tío no le hará nada de gracia si se entera.
--Por tu tío no te preocupes. Su habitación da por el otro lado. De él ya me ocupo yo –Emilio padre.
--si pero ¿su hija no se ofenderá? –pregunta como si le preocupara, como si no supiera que lo está escuchando.
Emilio padre sonríe:
--para empezar me tratas de tu y por mi hija no te preocupes. Ella sólo está pendiente de su embarazo, no se ocupa del resto.
--veremos –dice el chico para sí con la mirada libidinosa.
Lucas se ha dado cuenta que sus palabras han puesto cachondo al hijo de Emilio y espera haber logrado el mismo efecto en la hija.


En ese mismo momento en Sevilla, David y Sebastián están en su apartamento. Han acabado de fregar los platos de la cena. Los dos son muy cariñosos. Se preparan para ver la tele un rato antes de irse a dormir los dos muy juntitos. El torero se apodera del mando. Se da cuenta que David se ha quedado de pie mirando una foto de su amado fijamente. Es un retrato en los ruedos, en plena faena. Sebastián lo abraza por la espalda. Es muy amoroso:
--¿qué tanto miras la foto?¿es que no me tienes ya muy visto?
David se gira. Mira a su amado.
--No es eso.
--Me dijiste que no te molestaba que tuviera este tipo de fotos.
A David le gusta vivir son Sebastián pero no con un torero mas no quiere estropear esa relación que tan bien va y tan feliz le hace por su rechazo a la profesión de su novio. Ha tenido que aprender a convivir con trofeos que le recuerdan constantemente de quien se ha enamorado. No es algo que le guste pero es su mayor prueba de amor. Sebastián acaricia la cabeza de David con mucha ternura:
--¿qué está pensando esta cabecita?
--Me acordé de la foto que tenía yo tuya en mi habitación.
Sebastián sonríe pícaro.
--ya la tienes al natural, no necesitas fotos de mi verga.
David le guiña el ojo. Sigue hablando.
--Y me encanta (se besan) pero no es eso.
Sebastián lo abraza. Sus manos en las nalgas de David. Son apasionados y dulces a la vez.
--me hubiera hecho ilusión que tú tuvieras una foto mía en tu casa.
--Las tengo en mi móvil, sabes que no puedo tenerla en otro sitio.
Sebastián tiene miedo de estar pidiendo al chico que renuncie a demasiadas cosas y le da terror que se acabe cansando.
--pero es que me gustaría que hubiera fotos nuestras, algo que indicara que es nuestra casa.
Sebastián lo mira con cierta tristeza:
--¿no eres feliz a mi lado? No te puedo ofrecer nada más.
David se arrepiente de haber hablado. Ama a ese hombre y está contento con la vida que llevan.
--Nunca fui tan feliz.
Y lo dice sinceramente. Acaban por no ver la tele y disfrutar de sus cuerpos. Practican sexo del bueno y con amor en el sofá.

Es ya muy tarde. Casi todas las luces de la casa de Emilio se han apagado ya. Se encienda la luz de la cocina. Sale al jardín Lucas envuelto en una toalla. Se la saca con luz permitiéndole gozar de nuevo de la visión de su cuerpo desnudo a Emilio que lo está observando a escondidas. Aunque el cuerpazo del guapísimo chico ya no era un secreto para Emilio le gusta mucho y no se cansa de mirarlo. Lucas ya supone que Emilio lo está espiando y no le importa mientras no se acerque a él y no estropee su encuentro sexual con Emilia. Lucas se tira al agua. Bucea, salta. Nada en varias posiciones. Se mueve tal sireno en el mar. Confía en que Emilia se le acerque y le guste lo que ve. Oye unos pasos que se acercan. Sonríe pícaro al ver que es Emilia. Nada hasta el borde. Ella se da cuenta que está desnudo y le gusta lo que está viviendo. Emilia nunca, desde que se estrenó hace años, ha pasado tantas semanas sin sexo y está sofocadísima. Lucas sale de la piscina. El cuerpo del chico todo desnudo y mojado es toda una tentación para la chica. No se resiste. Lo besa. Es puro fuego. Acaban en la habitación de ella. Es un polvo muy rápido porque él tampoco está en su mejor momento. Ella no siente nada cuando él la atraviesa con su lanza pero goza al sentirlo suyo. Lo abraza fuertemente. Le gusta tener el cuerpo desnudo de él sobre el suyo. Una vez ha explotado, Lucas la mira con cara de ha sido un placer y la deja sola sin decirle nada. Ella está conmocionada. Él encantado y relajado por el desahogo. Lucas sale desnudo. Corre hacia su habitación. Emilio no ha perdido detalle del cuerpo en movimiento del chico. Lo espiaba. Le encanta vivir con Lucas y espera que se repitan este tipo de situaciones.

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